Redacción / Quintana Roo Ahora
Tamaulipas.- Como si se tratara de una travesura infantil, SpaceX —la empresa del magnate sudafricano Elon Musk— pidió ayuda al gobierno de México para recoger los pedacitos de su cohete Starship, que decidió desintegrarse con estilo tras su lanzamiento en Texas, esparciendo restos metálicos en las tranquilas playas del norte de Tamaulipas.
A través de redes sociales, la compañía espacial informó que ya solicitó apoyo tanto local como federal para recuperar lo que ellos llaman “restos relacionados con la anomalía” (también conocidos como escombros lanzados por los aires sin previo aviso). Además, ofrecieron “recursos y asistencia para la limpieza” y pidieron permiso formal para poder recuperar su basura en suelo mexicano. Muy considerados, eso sí.
“No hay riesgos para los alrededores”, aseguró SpaceX con una serenidad cósmica. Según ellos, los materiales del Starship ya fueron analizados y no contienen sustancias químicas, biológicas ni tóxicas peligrosas. Solo son trocitos de cohete regados por ahí, como quien deja una carcasa de celular tirada en la playa.
Pero en Palacio Nacional no tomaron tan a la ligera el asunto. La presidenta Claudia Sheinbaum anunció que su gobierno analiza una posible demanda internacional contra SpaceX por los potenciales impactos ambientales y de seguridad. “Estamos revisando qué leyes se están violando”, dijo, al señalar que ya hay una evaluación en curso sobre los efectos del lanzamiento cerca de la frontera.
En resumen: SpaceX quiere ayuda para recoger su cohete, mientras México considera demandarlos por aventarlo sin preguntar. Y en medio, Tamaulipas, que ahora no solo recibe tormentas tropicales… sino lluvias de chatarra espacial.