Redacción / Quintana Roo Ahora
Pijijiapan, Chiapas. — En un acto de valentía que ha sacudido a la comunidad de Pijijiapan, una estudiante de la Preparatoria Felipe Carrillo Puerto denunció públicamente el acoso sexual que sufrió durante dos años por parte de un maestro, en pleno discurso de graduación. Su testimonio, grabado y difundido en redes sociales, provocó que otras cinco jóvenes alzaran la mano en señal de haber vivido lo mismo. Sin embargo, la abogada de la víctima asegura que podrían ser hasta treinta las afectadas, muchas de ellas aún temerosas de denunciar.
El agresor, identificado como José “N”, de 39 años, fue detenido por la Fiscalía General del Estado de Chiapas en Tapachula y trasladado al penal de Tonalá. Está acusado de hostigamiento y acoso sexual, cargos sustentados con pruebas periciales, psicológicas y testimonios recabados por la Fiscalía de la Mujer y la Red Nacional de Abogadas Digna Ochoa.
El caso expuso no solo el abuso reiterado de poder por parte del docente, sino la omisión y complicidad institucional: la joven buscó apoyo en maestros y en el director del plantel, Ariel Mendoza, quien minimizó los hechos y finalmente renunció tras la denuncia pública. Según la abogada Lourdes Ovando Wong, la estudiante también fue víctima de amenazas por parte de profesores que intentaron silenciarla.
“Este patrón de acoso está profundamente normalizado en muchas escuelas de Chiapas. Se repite en secundarias, preparatorias y universidades, donde las víctimas no solo enfrentan al agresor, sino a un entorno que las revictimiza”, declaró Ovando. La defensora teme que el maestro pueda enfrentar el proceso en libertad, pese a las pruebas en su contra.
Red de acoso en preparatoria de Chiapas: estudiante rompe el silencio en graduación pic.twitter.com/2DRfxUAinV
— QR Ahora – Noticias de Quintana Roo (@QRAhora) July 23, 2025
Aislada, hostigada y con secuelas emocionales, la joven encontró fuerza en otras compañeras que, tras escuchar su testimonio, confesaron haber vivido situaciones similares. Muchas no han denunciado por miedo, presión familiar o temor a la exposición pública. “Además del acoso, mi clienta vivió violencia institucional. Le dieron la espalda”, denunció Ovando.
El caso llegó a la Secretaría de Educación Pública desde el 9 de abril mediante una queja formal que, hasta ahora, no ha sido respondida. La Secretaría de las Mujeres, a través de su titular Citlalli Hernández, reconoció públicamente la valentía de la estudiante. No obstante, su mensaje —»Es tiempo de cuidarnos entre nosotras»— fue criticado por deslindar a las autoridades de su deber.
“La intención de mi representada no era viralizarse. Solo quería justicia y cerrar un ciclo doloroso”, explicó Ovando. Hoy, gracias a su denuncia y al respaldo legal que recibió, el agresor está bajo proceso. Pero las preguntas persisten: ¿cuántas más deben hablar para que las autoridades actúen? ¿Cuánto vale la voz de una joven en un sistema que, por años, ha callado a muchas?
La historia de esta estudiante no es un caso aislado, sino un grito de alerta desde un pueblo pequeño con heridas profundas. Y como lo dijo alzando la voz frente a su generación: “Esto no es normal. Y no lo vamos a permitir más.”