Redacción / Quintana Roo Ahora
Cancún.- Por años, víctimas de accidentes viales han sido orilladas —por no decir obligadas— a otorgar el “perdón” legal a cambio de atención médica inmediata. Lo que muchas aseguradoras llaman “proceso normal” para liberar los famosos “pases médicos” no solo pone en tela de juicio la ética del sistema, sino que podría constituir una práctica violatoria de derechos humanos.
¿Qué está pasando?
Cuando ocurre un siniestro, especialmente en el transporte público, la mayoría de las aseguradoras condicionan la atención médica al compromiso previo del afectado de no proceder legalmente contra el asegurado. Es decir, la persona debe firmar un perdón total, sin saber con certeza si las lesiones sufridas serán debidamente tratadas o si las consecuencias médicas derivadas aparecerán días o semanas después. Sin ese perdón, no hay atención. Sin atención, hay dolor, incertidumbre… y violación de derechos.
La trampa legal está envuelta en un lenguaje burocrático y se sostiene bajo las “condiciones generales” de las pólizas, pero lo que muchos desconocen es que ese procedimiento podría ser ilegal cuando hay coacción de por medio. Aun cuando una persona firme un perdón bajo presión, su derecho a la reparación del daño —reconocido en la Constitución mexicana y en tratados internacionales— sigue vigente.
¿Y si hay más pasajeros que lugares?
Otro tema complejo es el límite de cobertura. Si una unidad está asegurada para 10 pasajeros y lleva 15, solo los 10 oficialmente cubiertos tienen derecho a ser indemnizados. ¿Y los otros cinco? Aunque sus vidas valgan lo mismo, legalmente quedan fuera. Una decisión contable que puede convertirse en tragedia humana.
Además, la atención médica prometida, muchas veces limitada al hospital que convenga a la aseguradora, no siempre es la más adecuada para la gravedad del caso. Esto lleva a las víctimas y sus familias a un dilema: aceptar la atención inmediata, con condiciones, o pelear legalmente arriesgándose a perder tiempo vital.
¿Hasta dónde llega el derecho a la reparación?
Desde la reforma constitucional de 2011, la reparación del daño dejó de ser solo una posibilidad: se convirtió en un derecho humano universal, indivisible e irrenunciable. Así lo reconocen no solo la Carta Magna (Artículos 1º, 14, 16 y 20), sino también tratados como la Convención Americana de Derechos Humanos y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
A pesar de ello, el “modelo” asegurador en México continúa actuando bajo esquemas que priorizan lo económico sobre lo humano. Y aunque hay jurisprudencias y normas que respaldan a la víctima, pocas personas conocen sus derechos y menos aún cuentan con el apoyo para hacerlos valer.
Entonces, ¿qué conviene hacer?
La clave está en informarse. Conocer las condiciones del seguro del transporte en que viajamos. Saber qué cubre y qué no. Entender que ningún pase médico justifica la renuncia forzada a acciones legales posteriores. Y, sobre todo, denunciar si se detecta coacción.
Porque si bien la ley puede protegernos, el silencio colectivo perpetúa un sistema donde las víctimas siguen pagando con su salud —y su dignidad— los errores de otros.
¿Otorgar el perdón para recibir atención médica? No es un favor. Es una trampa. Y es hora de romperla.