Paso En Falso
El ajedrez político ha comenzado en Puerto Morelos, pero en lugar de estrategia y vocación de servicio, lo que vemos es un tablero marcado por el compadrazgo, los amarres tras bambalinas y una vieja práctica que parece no morir en la política local: acomodar a los cercanos, aunque el pueblo no los quiera. El municipio más joven de Quintana Roo se enfrenta a una paradoja: mientras su población pide gobernanza transparente y crecimiento con justicia, los que ya se mueven por la presidencia municipal parecen más ocupados en las lealtades personales que en los proyectos colectivos.
Vicente Franco y Abraham Masegoza representan hoy las cartas visibles de un duelo que tiene más de traición que de competencia democrática. Franco, con trayectoria institucional y un discurso más cercano a las bases de Morena, aparece como una figura que ofrece experiencia y compromiso. Sin embargo, enfrenta una maquinaria aceitada por el poder actual, en la que Masegoza —el operador del Verde y presunto “delfín” de la presidenta Merari (que es verde artificial, ya que las bases son morenas y apoyan a Franco)— avanza entre rumores de favoritismo e influencias, incluso íntimas, que lo posicionan como el «elegido» antes de que el juego inicie formalmente.
Lo preocupante aquí no es solo la pugna entre antiguos aliados que ahora se ven como enemigos políticos, sino la forma en que se manipulan las estructuras para perpetuar un proyecto más personalista que ciudadano. Masegoza, señalado ya por supuestos actos de corrupción y un ascenso sospechosamente meteórico desde sus tiempos como encargado de sistemas en el gobierno cancunense de Paul Carrillo (2013-2016), no parece el perfil idóneo para encabezar una administración con tantas deudas sociales. Pero en Puerto Morelos, al parecer, tener vínculos con los que reparten el pastel vale más que cualquier hoja de servicio.
Si el proceso interno de selección de candidatos se convierte en una simulación disfrazada de democracia, estaremos ante una oportunidad perdida para consolidar la institucionalidad de un municipio que apenas construye su identidad. La ciudadanía merece saber quiénes están detrás de cada figura y con qué intenciones. Puerto Morelos no puede seguir siendo un experimento político. Ya es hora de poner al pueblo por encima de las pasiones personales.