Maltrato animal en Quintana Roo va en aumento

QUINTANA ROO.- En 2025, el maltrato animal sigue siendo una de las expresiones más visibles de la violencia estructural que atraviesa a México. Las cifras oficiales muestran un escenario preocupante: miles de denuncias anuales que revelan no solo la crueldad hacia los animales, sino también las fallas en la prevención, la educación y la sanción efectiva.

A nivel nacional, ciudades como la Ciudad de México y municipios del Estado de México concentran los mayores índices de violencia contra animales. En la capital, alcaldías como Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Álvaro Obregón registran miles de denuncias que reflejan la urgencia de fortalecer las políticas públicas. Por su parte, en el Estado de México, municipios como Ecatepec, Toluca y Nezahualcóyotl suman cerca del 50% de los casos, lo que indica un fenómeno estrechamente ligado a la densidad poblacional, marginación y ausencia de cultura de respeto animal.

El problema no se limita a estas zonas. Quintana Roo emerge con un panorama significativo dentro de esta problemática nacional. En Cancún, se reportan más de 800 denuncias en lo que va del año, mientras que Tulum y Chetumal han fortalecido sus mecanismos de denuncia y sanción. La creación de una Fiscalía Especializada en Delitos Ambientales ha permitido abrir carpetas de investigación y aplicar sanciones, incluidas prisiones preventivas a responsables de maltrato. Además, programas como las Caravanas de Bienestar Animal buscan acercar servicios de esterilización, vacunación y educación a las comunidades, en un esfuerzo por mitigar el abandono y el sufrimiento animal.

Estas cifras y acciones reflejan, sin embargo, que la batalla está lejos de ganarse. México ocupa uno de los primeros lugares en maltrato animal en América Latina, con un alto porcentaje de perros y gatos en situación de calle, muchas veces víctimas invisibles de la crueldad cotidiana. La violencia hacia los animales es también un síntoma de la violencia social más amplia, donde las desigualdades y la falta de justicia se traducen en múltiples formas de agresión, incluido el maltrato animal.

Por eso, el abordaje integral es ineludible: fortalecer el marco legal con sanciones efectivas, promover la educación con perspectiva de derechos animales y género, e impulsar una cultura de respeto que reconozca a los animales como sujetos de protección y dignidad. En Quintana Roo y el resto del país, la urgencia no solo es jurídica sino ética: transformar la relación humano-animal para erradicar la violencia desde la raíz.