Redacción / Quintana Roo Ahora
CDMX.- El senador republicano de Texas, Ted Cruz, declaró que México debería seguir el ejemplo de El Salvador en la lucha contra los cárteles de la droga y aceptar la oferta de ayuda de Estados Unidos para combatir al crimen organizado. La declaración fue realizada durante su visita a la capital mexicana, tras una gira por Panamá y El Salvador.
Horas más tarde, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) respondió que la Constitución mexicana establece con claridad que las funciones en materia de seguridad dentro del territorio nacional corresponden exclusivamente a las autoridades mexicanas.
“La soberanía nacional es irrenunciable”, señaló la cancillería en una nota informativa, al tiempo que subrayó que la cooperación bilateral en temas de seguridad se mantiene con base en las leyes mexicanas y los tratados internacionales. El documento también puntualizó que las conversaciones sostenidas desde hace meses con el Departamento de Estado de Estados Unidos parten de los principios de responsabilidad compartida, confianza mutua y cooperación sin subordinación, como lo ha reiterado la presidenta Claudia Sheinbaum.
La respuesta oficial fue compartida directamente con el propio senador Cruz por el titular de la SRE, Juan Ramón de la Fuente, en la reunión sostenida esta mañana en la sede diplomática.
En su mensaje a medios, Cruz pareció insinuar que Washington podría considerar acciones unilaterales si México rechaza una colaboración más estrecha. “Sería mucho más preferible que fuera cooperativo, y por eso mi esperanza es que el gobierno de México reconozca que derrotar a estos cárteles beneficia abrumadoramente a los ciudadanos de México”, dijo el legislador texano, quien además exhortó al gobierno mexicano a “aceptar nuestra oferta como un amigo”.
No obstante, el senador republicano evitó dar detalles sobre la naturaleza de la propuesta estadounidense, dejando abierta la especulación sobre el alcance de la ayuda ofrecida y las posibles medidas que Washington podría implementar en caso de un rechazo.
Con esta nueva fricción diplomática, México y Estados Unidos reavivan el debate sobre los límites de la cooperación en seguridad y la tensión entre la soberanía nacional y la presión internacional para enfrentar a los cárteles.