Empieza la mudanza de las ‘ratas’ al barco más robusto

Paso En Falso

En la fauna política de Quintana Roo, hay figuras que no se distinguen por su capacidad de liderazgo ni por el peso de sus propuestas, sino por su habilidad para saltar de un barco a otro cuando la tormenta arrecia. Mildred Ávila Vera, Humberto Aldana y Marybel Villegas encarnan esta alegoría: ratas que, incapaces de sostener un rumbo propio, buscan siempre el navío más robusto para no naufragar en el olvido. No es casual que hoy posen sonrientes al lado de Rafael Marín Mollinedo, actual titular de la Agencia Nacional de Aduanas y aspirante tácito a la gubernatura de Quintana Roo en 2027. Su estrategia es tan predecible como oportunista: arrimarse al poder antes de que la marea cambie.

Durante sus gestiones, estos políticos han demostrado que el trabajo legislativo o la gestión pública no son su fuerte. No se les recuerda por iniciativas que hayan transformado la vida de las y los quintanarroenses, sino por la inercia con la que se mueven dentro de la política. Si la ciudadanía buscara en sus expedientes alguna obra sólida, lo más probable es que encontrara silencio y polvo. Pero en la lógica del “chapulineo”, la falta de resultados no es un obstáculo; al contrario, es un incentivo para saltar al siguiente trampolín que les garantice un lugar en la nómina.

El problema es que esta práctica no solo desgasta la credibilidad de quienes la ejercen, sino que envenena la política misma. Porque al final, el mensaje que envían es claro: lo importante no es servir, sino sobrevivir; no es representar al pueblo, sino encontrar la madriguera más segura. En cada foto con Marín, en cada palabra de adulación lanzada en redes sociales, no vemos a aliados de un proyecto político, sino a colonizadores anticipados, listos para invadir un barco que ni siquiera ha zarpado. Y lo hacen con la misma voracidad con la que se abalanzaron en otros tiempos sobre proyectos que, una vez desgastados, dejaron a la deriva.

En este escenario, Rafael Marín, como buen marinero, seguramente ya se pregunta si estas “adhesiones” le suman o le restan. Porque si bien la política mexicana está acostumbrada a los camaleones, la ciudadanía de Quintana Roo también ha aprendido a reconocerlos. Si el barco de Marín quiere navegar con rumbo sólido hacia 2027, quizá deba sacudirse a quienes no son tripulantes, sino polizones, por que si algo seguramente sabe uno de los fundadores de Morena en Quintana Roo, es que los barcos no se hunden sólo por el oleaje, sino también por el peso de las ratas que viajan ocultas en su interior.