Pablo Bustamante y el fraude del Bienestar

Paso En Falso

Pablo Bustamante, secretario del Bienestar en Quintana Roo, ha decidido convertir su cargo en un escaparate político sin pudor alguno. Lo hace de la mano de Badabun, esa productora que se dice cobra: 125 mil pesos por video, según la Revista Merca2.0, y que incluso facturó 10 millones de pesos por más de 20 videos al gobernador Samuel García, de acuerdo con EMEEQUIS. El detalle incómodo es que el sueldo de Bustamante (80 mil pesos mensuales en promedio, según el tabulador estatal) no alcanza para esos lujos, lo que nos lleva a sospechar que el dinero para este espectáculo no sale de su bolsa, sino de los recursos públicos que deberían estar destinados a algo mucho más digno que una campaña de autopromoción.

Lo más grave no es sólo el posible desvío, sino el mecanismo de manipulación: romantizar la pobreza y utilizar a las poblaciones más vulnerables como escenografía de su “Cancún verdadero”. En los videos se invita a “comprarles” a las personas que viven al día, como si el acto de consumir sus productos fuera la política pública que resolverá décadas de desigualdad estructural. Bustamante confunde la caridad efímera con justicia social, y lo hace con sonrisa televisiva, pero sin una sola propuesta concreta para cambiar las condiciones que condenan a miles a la precariedad.

El rol de un secretario del Bienestar debería ser diseñar e implementar políticas públicas que reduzcan la pobreza, garanticen acceso a servicios básicos y fortalezcan el tejido social. En cambio, tenemos a un funcionario que invierte tiempo y posiblemente recursos del erario en construir una narrativa electoral disfrazada de solidaridad. Es como si el Estado renunciara a sus responsabilidades y se limitara a recomendar: “apoya al emprendedor local y con eso ya cumplimos”. Una burla para quienes viven en colonias sin agua potable, sin transporte digno, sin seguridad.

La política no es un set de grabación y el bienestar de la gente no puede ser reducido a likes y reproducciones en redes sociales. Cancún y todo Quintana Roo merecen estrategias serias contra la pobreza, no capítulos de reality show. La pregunta que debería incomodar a Bustamante es simple: ¿cuánto de esos millones invertidos en propaganda podría haberse traducido en becas, en comedores comunitarios, en infraestructura social? Pero claro, esas obras no dan vistas en YouTube ni construyen la imagen aspiracional de un político en campaña adelantada.