Redacción / Quintana Roo Ahora
Quintana Roo.- Porque claro, ¿cómo esperar que un Auditor Superior del Estado sobreviva con apenas 131 mil pesitos al mes? Pobrecito. Miguel Zogby Cheluja Martínez, en un gesto de valentía administrativa, decidió que ya era hora de dignificar no solo su trabajo, sino también el arte de agendar reuniones… pidiendo un salario de 80,789 pesos mensuales para una secretaria privada exclusiva.
No cualquier secretaria, ojo: una con el poder de coordinar su “agenda personal y ejecutiva”. Y de paso, ya encarrerado, ¿por qué no aumentarse su propio sueldo de 131,648 a 136,419? Que nadie diga que el auditor no sabe hacer cuentas… cuando se trata de las suyas.
Mientras tanto, en el mundo paralelo que habitamos los simples mortales, los salarios mínimos siguen en torno a los 7 mil pesos, los precios suben como espuma y la cuesta de septiembre aprieta el bolsillo. Pero en la Auditoría, la preocupación es otra: cómo inflar una nómina que parece diseñada más para el confort que para la eficiencia institucional.
La propuesta ya circula como pólvora en medios y redes, y lo único que genera es la sensación de que estamos frente a otro capítulo de la saga interminable del “derroche burocrático made in México”.
¿Necesidad operativa? ¿Urgencia institucional? Quizá. Pero a los ojos de la ciudadanía, suena más bien a capricho caro. Porque, seamos francos: si el auditor necesita una secretaria dorada para llevarle la agenda, tal vez lo que está fuera de control no es el calendario, sino la brújula ética de quienes deberían vigilar el buen uso del dinero público.