Redacción / Quintana Roo Ahora
Sinaloa.- La violencia entre grupos ligados al Cártel de Sinaloa volvió a escalar tras un presunto ataque con dron contra la residencia de María Consuelo Loera Pérez, madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán. El hecho se registró en la llamada “Casa Rosa”, ubicada en La Tuna, municipio de Badiraguato, un lugar emblemático para la historia del cártel.
Según medios nacionales, un video difundido en redes sociales muestra cómo un operador manipula un dron para lanzar un artefacto explosivo hacia la vivienda. La grabación de apenas 24 segundos permite observar la pantalla del dispositivo y escuchar voces que coordinan el ataque, evidenciando la planificación precisa del mismo. Aunque el artefacto habría caído cerca de la entrada de la casa, no se ha confirmado si hubo daños o víctimas.
Hasta el momento, las autoridades no han emitido un informe oficial sobre la fecha exacta del ataque ni sobre posibles consecuencias materiales o humanas. Sin embargo, la geolocalización del video coincide con las características de la “Casa Rosa”, reforzando la hipótesis de que se trata del hogar de la madre de “El Chapo”.
Analistas de seguridad y fuentes locales señalan que el ataque podría haber sido perpetrado por el Cártel de Guasave, liderado por Fausto Isidro Meza Flores, alias “El Chapo Isidro”, en alianza con Ismael Zambada Sicairos, conocido como “Mayito Flaco”, dentro del conflicto que sostienen contra Los Chapitos, hijos de Joaquín Guzmán. La residencia habría estado bajo resguardo de Aureliano Guzmán Loera, alias “El Guano”, hermano de “El Chapo” y líder de una facción rival.
La “Casa Rosa” no es cualquier inmueble; su valor simbólico trasciende lo material. Con habitaciones austeras, un patio con macetas, un kiosco y una pequeña capilla vinculada a la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, la vivienda ha sido escenario de gestos públicos de poder y lealtad. Durante años, fue un punto de referencia para la familia Guzmán Loera y un símbolo del legado de “El Chapo” en la región.
Este ataque evidencia la escalada de violencia en zonas rurales de Sinaloa, donde los enfrentamientos entre facciones rivales incluyen ahora el uso de drones y explosivos, marcando un nuevo nivel de peligrosidad en los conflictos del narcotráfico local.