Cometa interestelar 3I/ATLAS: la NASA activa protocolo de defensa planetaria ante un visitante “inexplicable”

Redacción / Quintana Roo Ahora

Estados Unidos.- La comunidad astronómica internacional se encuentra ante un evento histórico. Por primera vez, un objeto proveniente de fuera del sistema solar se convierte en el centro de una campaña de observación coordinada por la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN). Se trata del cometa interestelar 3I/ATLAS, un cuerpo que ha mostrado comportamientos inusuales que desafían las predicciones teóricas y han motivado a la NASA a activar su protocolo de defensa planetaria.

Origen y clasificación del 3I/ATLAS

El cometa 3I/ATLAS fue reportado oficialmente al Minor Planet Center (MPC) el 1 de julio de 2025, tras ser detectado por el telescopio ATLAS, ubicado en Río Hurtado, Chile, y financiado por la NASA. Imágenes previas revelan que su paso había sido captado desde el 14 de junio de 2025.

Su órbita hiperbólica —una trayectoria abierta que no se cierra alrededor del Sol— confirma su naturaleza interestelar, es decir, proviene de fuera de nuestro sistema solar. Se trata del tercer objeto de este tipo registrado, tras 1I/‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019).

El análisis espectral del 3I/ATLAS determinó que se comporta como un cometa activo, con un núcleo helado y una coma (nube de gas y polvo) rica en agua en concentraciones superiores a las detectadas en los cometas locales. Este hallazgo sugiere una composición química distinta a la de los cuerpos formados en el entorno solar.

Magnitud, trayectoria y características físicas

Las mediciones más recientes del Telescopio Espacial Hubble, realizadas hasta el 20 de agosto de 2025, estiman que el núcleo del cometa posee un diámetro máximo de 5.6 kilómetros, aunque podría ser tan pequeño como 440 metros. Otras estimaciones, sin embargo, lo sitúan entre 5 y 11 kilómetros, lo que lo convertiría en el objeto interestelar más grande jamás observado.

El 3I/ATLAS viaja actualmente a una velocidad aproximada de 221,000 km/h. Alcanzará su perihelio —el punto más cercano al Sol— entre el 29 y 30 de octubre de 2025, a una distancia de 1.4 unidades astronómicas (aproximadamente 210 millones de kilómetros).

A pesar de su interés científico, no será visible a simple vista: su magnitud actual es de 13.7, similar a la de Plutón. Una vez que complete su paso por el sistema solar interior, el cometa abandonará definitivamente el sistema solar en marzo de 2026.

El “comportamiento inexplicable” y la respuesta de la NASA

El motivo principal que llevó a la NASA a activar su protocolo de defensa planetaria fue la detección de fenómenos inusuales, entre ellos una “anticola”, una estructura que se proyecta en dirección opuesta a la esperada por la presión de radiación solar. Este tipo de formación podría indicar procesos físicos desconocidos o una composición anómala del material cometario.

El Minor Planet Center de Harvard, bajo la supervisión de la Unión Astronómica Internacional (UAI), publicó el boletín oficial que anuncia la “Campaña de Astrometría de Cometas de la IAWN”, vigente del 27 de noviembre de 2025 al 27 de enero de 2026. Esta operación coordina telescopios y observatorios de todo el mundo con el objetivo de obtener mediciones precisas de su posición y comportamiento dinámico.

En paralelo, la NASA ha desplegado recursos de múltiples misiones: los telescopios Hubble, Webb, TESS, Swift, SPHEREx, y los rovers Perseverance y Curiosity en Marte participan en la recopilación de datos ópticos y espectroscópicos.

Implicaciones científicas y oportunidades únicas

Aunque la NASA confirma que el 3I/ATLAS no representa peligro alguno para la Tierra, su estudio podría ofrecer información inédita sobre la formación de sistemas planetarios fuera del nuestro.

Un análisis publicado recientemente en ArXiv sugiere que la sonda Europa Clipper podría recibir impactos microscópicos de partículas del cometa entre el 30 de octubre y el 6 de noviembre, ofreciendo una oportunidad única para estudiar material interestelar. Sin embargo, la posibilidad de realizar observaciones directas depende de la reactivación total de las operaciones de la sonda. El paso del 3I/ATLAS marca un momento clave para la astronomía moderna. Su comportamiento anómalo y su origen interestelar lo convierten en un objeto de investigación prioritaria para la ciencia espacial.

Más allá de la especulación sobre su posible peligro, el verdadero valor del 3I/ATLAS reside en su potencial para ampliar la comprensión sobre la materia que circula entre las estrellas, y sobre cómo fenómenos aparentemente ajenos a nuestro sistema pueden redefinir el conocimiento del entorno cósmico.

Tendencia