El huracán Melissa, con vientos sostenidos de 295 km/h al impactar Jamaica, se posicionó como uno de los ciclones más intensos en la historia reciente del Caribe, solo comparable con el devastador huracán Allen en 1980. La intensificación inusualmente rápida de Melissa, que alcanzó la categoría 5 poco antes de tocar tierra, dejó a la isla prácticamente sin tiempo de reacción y provocó daños catastróficos: comunidades enteras quedaron incomunicadas, los servicios básicos colapsaron y la infraestructura se vio gravemente afectada.
Las escenas desde Jamaica son un recordatorio contundente de la realidad que enfrentamos en toda la región: el cambio climático está haciendo más frecuentes e intensos estos fenómenos. Por ello, el Caribe mexicano debe asumir una responsabilidad estructural basada en la prevención y la acción coordinada.
Urge elevar de forma decidida los estándares de calidad en la construcción, asegurando que viviendas y desarrollos turísticos sean resilientes y adaptados a los riesgos extremos que ya no son excepción. En este contexto, la labor de la protección civil cobra centralidad: contar con protocolos de actuación claros y actualizados, ejercicios constantes de simulacros y capacitación ciudadana resultan imprescindibles. Es necesario que las autoridades y la sociedad colaboren para que estos protocolos sean conocidos, respetados y aplicados de manera efectiva frente a cualquier emergencia.
No menos importante es combatir de raíz la corrupción en las áreas de planeación, desarrollo urbano, protección civil y ecología. La permisividad y los estándares laxos cuestan vidas. Solo con transparencia y rigurosidad en las autorizaciones y supervisiones podremos construir ciudades seguras y preparadas para el futuro.
Melissa es una advertencia: la responsabilidad es colectiva y la omisión tiene consecuencias graves. El dolor de Jamaica debe impulsar en el Caribe mexicano una nueva ética en el desarrollo, la protección civil y la conciencia climática, para minimizar el impacto de futuras tragedias y proteger a nuestras comunidades.