La economía mexicana mostró una contracción de -0.3% en el tercer trimestre de 2025, marcando el fin de un ciclo de crecimiento prolongado. Según Banxico y expertos, el estancamiento industrial eleva la incertidumbre para 2026, aunque aún no se prevé una recesión inminente.
A este contexto se suma el alto endeudamiento del Gobierno Federal, que ha recurrido a la emisión de deuda para cubrir compromisos crecientes. El rescate de Pemex sigue presionando las finanzas públicas: aunque se estima que la deuda de Pemex se reducirá a 80 mil millones de dólares este trimestre, en 2026 enfrentará un fuerte aumento en el costo de su deuda. Además, gran parte del presupuesto de egresos para 2026 está destinado al pago de deuda pública, superando incluso la inversión en infraestructura.
Especialistas señalan que estos desafíos económicos son consecuencia de la herencia de la mala administración de López Obrador. Su sexenio dejó finanzas comprometidas por el aumento del gasto social y proyectos prioritarios de dudosa rentabilidad, como el rescate de Pemex y la cancelación de obras clave para la inversión. Estas decisiones han reducido el margen fiscal del nuevo gobierno y ponen en riesgo la capacidad de inversión para impulsar el crecimiento económico.
En conclusión, México enfrenta el reto de balancear la estabilidad macroeconómica con la necesidad urgente de inversión productiva, en un entorno marcado por la desaceleración y altos compromisos financieros heredados de la administración anterior.