Redacción / Quintana Roo Ahora
Sudán.- El conflicto armado en Sudán, que estalló en abril de 2023, continúa intensificándose y amenaza con desbordar una de las crisis humanitarias más graves del mundo. En los últimos días, la violencia en El Fasher, capital de Darfur del Norte, ha alcanzado niveles alarmantes: miles de personas han huido desesperadas, mientras otras permanecen atrapadas en medio del fuego cruzado, sin agua, alimentos ni atención médica.
De acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), la reciente toma de la ciudad por parte de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) ha desencadenado una ola de atrocidades, incluyendo ejecuciones sumarias, ataques por motivos étnicos y asesinatos de civiles. Volker Türk, Alto Comisionado de la ONU, denunció la existencia de “relatos de civiles ejecutados mientras intentaban huir”, respaldados por imágenes satelitales del Laboratorio de Investigación Humanitaria de Yale, que confirmarían los ataques.
Tras 500 días de asedio, barrios enteros de El Fasher han quedado reducidos a ruinas y los hospitales, destruidos. El 29 de octubre, un ataque contra un hospital materno-infantil dejó 460 muertos, entre pacientes y acompañantes, en un hecho condenado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La violencia desatada ha provocado un éxodo masivo: solo entre el 26 y el 29 de octubre, más de 36.000 personas fueron desplazadas, según datos de ACNUR. Muchas familias buscaron refugio en zonas rurales cercanas o en localidades como Tawila, Melit y Kebkabiya, mientras otras emprendieron la peligrosa huida hacia Chad.
Dolor y vulnerabilidad en el éxodo
Entre los desplazados, la situación es especialmente crítica para mujeres, niñas y personas con discapacidad. Se han reportado casos de violencia sexual generalizada cometidos por grupos armados, tanto durante los ataques como en el trayecto de huida. En Tawila, ACNUR ha recibido a familias con niños desnutridos, enfermos y traumatizados tras días de camino, y ha desplegado ayuda vital: refugios, artículos de primera necesidad, asistencia financiera y apoyo psicosocial.
Mientras tanto, un convoy conjunto del ACNUR, UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) logró llegar a las regiones de Dilling y Kadugli, en Kordofán del Sur, llevando suministros esenciales a miles de familias aisladas por meses de asedio. Es la primera gran entrega conjunta desde que comenzó el conflicto.
Una crisis que supera las fronteras
En el vecino Chad, el gobierno, con el apoyo de ACNUR, ha instalado un equipo nacional de monitoreo para atender la llegada de miles de refugiados. Se evalúan planes de contingencia y coordinación humanitaria ante la posibilidad de un nuevo flujo masivo de desplazados en los próximos días.
A pesar de la inseguridad y los bloqueos administrativos, las agencias humanitarias continúan trabajando bajo extrema dificultad, con toneladas de suministros esperando autorización para entrar en Darfur. Entre ellos, kits médicos de emergencia y tratamientos antirretrovirales PEP para víctimas de violencia sexual, almacenados en Nyala (Darfur del Sur) y Farchana (Chad).
Un llamado urgente
Sudán se ha convertido en la mayor crisis de desplazamiento del mundo, con más de 10 millones de personas forzadas a abandonar sus hogares, según Naciones Unidas. Sin embargo, la respuesta humanitaria solo cuenta con un 27 % de financiamiento, una cifra alarmante frente a la magnitud del desastre.
Mientras la comunidad internacional debate cómo responder, El Fasher sigue resistiendo bajo las bombas, convertida en símbolo del sufrimiento civil en una guerra que parece no tener fin.