Redacción / Quintana Roo Ahora
Ciudad de México.— En una entrevista con Adela Micha para el canal La Saga, el exboxeador Julio César Chávez relató que su hijo, Julio César Chávez Jr., accedió en una ocasión a golpear a una persona tras la petición de integrantes del Cártel de Sinaloa, y defendió que aquel episodio ocurrió bajo coerción y no constituye, a su juicio, una adhesión permanente a la delincuencia.
Según el propio Chávez, la exigencia fue tajante: “Si no vas, te llevan. ¿Qué quieres? ¿Que te maten?”, dijo que le explicó su hijo sobre la presión recibida en Culiacán, y añadió que el golpe fue —en palabras del entrevistado— “un ganchito, despacito”, realizado con la intención de salvar la vida de la víctima. El exboxeador insistió en que esa acción no implica que su hijo sea un integrante profesional del crimen organizado.
La versión del padre contrasta con la imputación que mantiene la Fiscalía General de la República (FGR). En sus carpetas, la FGR señala que Chávez Jr. habría sido utilizado por la facción conocida como “Los Chapitos” como “ajustador de cuentas” y documenta, entre otras pruebas, intervenciones telefónicas, testimonios y audios que lo relacionan con castigos físicos ordenados por líderes de la organización, incluida la supuesta coordinación de Néstor Isidro Pérez Salas, alias “El Nini”.
Documentos judiciales citados por la Fiscalía también mencionan objetos y testimonios que, según las indagatorias, vinculan socialmente a Chávez Jr. con miembros del cártel; por su parte, la defensa y la familia han cuestionado la solidez del expediente y han pedido que se pruebe cualquier acusación. El caso ha generado atención mediática y política desde su detención y los procesos en Estados Unidos y México.
Analistas consultados en coberturas previas recuerdan que la mezcla entre fama, origen regional y violencia estructural suele complicar los límites entre convivencia social, amenaza y participación delictiva —una dinámica recurrente en regiones donde el narco ejerce poder territorial—; el propio Chávez subrayó la normalización de convivencias forzadas en su ciudad natal y rechazó que conocer a miembros del crimen signifique complicidad automática.
Por ahora, el proceso judicial sigue su curso: las autoridades sostienen las investigaciones y la FGR mantiene las acusaciones, mientras la familia y el entorno mediático defienden una versión de presión y lamentan el daño reputacional. No hay, hasta el cierre de esta nota, una resolución definitiva que despeje la responsabilidad penal de Julio César Chávez Jr.; las autoridades competentes deberán aportar pruebas y los tribunales decidirán conforme al marco legal.