La “oposición” de redes en Quintana Roo: ¿auténtico apoyo o granja de bots?

Redacción / Quintana Roo Ahora

Quintana Roo.— En el escenario digital de Quintana Roo, donde la política local ya se disputa también en los likes y los hashtags, emerge un fenómeno inquietante. Todas las señales apuntan a que la puesta en marcha de aparente apoyo ciudadano por parte de la oposición no es tan orgánica como parece: perfiles sin seguidores, con nombres en árabe o hindú, elevados niveles de interacción en publicaciones de la senadora Mayuli Latifa Martínez Simón, y reacciones concentradas en pocas cuentas, sugieren el uso de lo que en el mundo digital se conoce como “granjas de bots”.

Según investigaciones sobre el fenómeno en México, estas redes artificiales operan para inflar la apariencia de respaldo social, posicionar etiquetados (“hashtags”), o bien generar conversación favorable o de ataque hacia determinados actores. Por ejemplo, un análisis del Instituto de Oxford identificó que México es uno de los países donde se utilizan “soldados cibernéticos” para manipular el debate.

En el caso quintanarroense, la táctica parece simple y a la vez eficaz:

  • Se publican posts como el de la senadora Martínez Simón con un número elevado de “me gusta” e interacciones, situación que replican otros funcionarios en sus redes.
  • Al revisar los perfiles que dan esos “me gusta”, muchos tienen pocos o ningún seguidor, nombres en idiomas poco comunes en la región, sin contenido propio o con actividad únicamente ligada a esa interacción política.
  • Tal patrón es indicativo de cuentas automatizadas o compradas para amplificar un mensaje. De hecho, claves de detección de seguidores falsos incluyen “perfiles sin foto”, “seguidores en masa a pocas cuentas”, “nombres crípticos”.

La consecuencia va más allá del simple “inflado de popularidad”: se produce una distorsión del ecosistema de comunicación democrática. Cuando el debate digital aparenta contar con respaldo mayoritario, pero ese respaldo está mediado por bots, el pluralismo real se ve mermado, las voces críticas pueden quedar silenciadas o marginadas y la participación ciudadana auténtica pierde terreno.

En resumen: la “oposición” en Quintana Roo que “no levanta ni en redes” podría estar recurriendo no sólo a un bajo impacto orgánico, sino a estrategias que esquivan la participación real para construir una ilusión de fuerza digital. Y esa ilusión tiene costos democráticos: el verdadero respaldo ciudadano, la deliberación auténtica y la igualdad de condiciones en el debate público.