Anahí González: el “dedazo” que encendió la rebelión política en el sur de Quintana Roo

Redacción / Quintana Roo Ahora

Ah, Quintana Roo, esa tierra donde el sol no perdona, pero la 4T sí perdona —y premia— a sus favoritos. Y para evitar que la rifa de cargos siga siendo tan unilateral como una orden de taquitos al pastor, ahora nace el Movimiento Político Plural Centro Sur, un club selecto de ciudadanos que, aparentemente, ya se cansaron de ver cómo el dedo mágico decide candidaturas como si repartiera estampitas.

Este nuevo movimiento, respaldado por liderazgos de Othón P. Blanco, Bacalar, Carrillo Puerto, José María Morelos y Tulum, promete impulsar perfiles “con arraigo, mérito político y dominio de la lengua maya”. O sea, todo lo contrario a lo que últimamente se ha visto en las boletas, según sus integrantes.

La gota que derramó el tequila —porque el vaso ya estaba rebasado— fue la imposición de Anahí González Hernández como senadora. Y ahora, para condimentar el caldo, la posibilidad de que también sea candidata a la gubernatura. La gente está tan contenta con eso que… bueno, tuvieron que crear un movimiento político nuevo para decir lo contrario.

Pero claro, nadie reclamó abiertamente en su momento. ¿Por qué será? Quizá porque las represalias en la 4T son como el sargazo: todo mundo sabe que ahí están, nadie quiere meterse, y cuando te toca… te ahogas solito.

La historia se repite con los nombres de moda: Flavio Karlo Rosado para Isla Mujeres y Enrique Vázquez para Tulum. Porque, aparentemente, en esos municipios no vive nadie con talento político más que los recomendados de siempre. ¡Qué coincidencia tan bonita!

El Movimiento Político Plural Centro Sur promete dos cosas:

  1. Que los cargos los ocupen personas que realmente vivan aquí, entiendan el territorio, hablen maya, tengan arraigo, trabajen por la comunidad… vaya, que sepan en qué municipio están parados.
  2. Que los puestos de la administración pública sean para quienes tengan al menos 10 años viviendo en Quintana Roo, de preferencia egresados de instituciones locales. Sí, esos mismos que llevan años viendo pasar funcionarios que solo llegan a la foto, a la silla y al cheque.

Y ojo: prometen hacerlo sin protestas sociales. Nada de marchas, bloqueos o pancartas. Todo por la vía de las leyes, la ciudadanía y la diplomacia. Qué civilizados. Qué elegante. Qué iluso, dirían otros.

Porque mientras ellos redactan iniciativas y manifiestos, la 4T ya afila el dedo, prepara la estructura, mide el piso parejo y saca cuentas. Y claro, con recursos del Estado… digo, perdón, recursos que mágicamente ayudan al proceso democrático.

Así que sí, nace un movimiento nuevo. Uno que dice “basta”. Uno que asegura que no quiere pleito. Pero que llega justo cuando el tablero electoral ya huele a dedazos frescos.

Veremos si esta vez el dedo pierde fuerza… o si solo termina señalando a los inconformes.

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