Comerciantes acusan irregularidades en cobros por basura en Cancún

Redacción / Quintana Roo Ahora

Cancún, QR.- En Cancún, el manejo de los residuos sólidos se ha convertido en un negocio tan opaco como indispensable. Supervisores de Solución Integral de Residuos Sólidos (Siresol), organismo responsable del manejo y disposición final de la basura, operan bajo una discrecionalidad que despierta sospechas entre comerciantes locales, quienes denuncian irregularidades en los cobros por kilo de desperdicio.

La tarifa, oficialmente fijada en 3.10 pesos por kilogramo, parece sencilla: se pesa, se cobra y se traslada al relleno sanitario. Sin embargo, detrás de ese proceso existe una estructura que permite manipular montos, aumentar costos y perjudicar al contribuyente, especialmente al pequeño comerciante. Entre formatos requisitados y otros en blanco, Siresol mantiene el control absoluto sobre un servicio que, irónicamente, se sostiene con recursos públicos y afecta a quienes trabajan para sostener la economía local.

Aunque el precio por kilo no ha aumentado en cuatro años, comerciantes ya fueron notificados de un ajuste para 2026. Y como si no fuera suficiente, existen gastos adicionales disfrazados de papeleo, rutas y logística. Por ejemplo, transportar residuos desde la avenida López Portillo al relleno sanitario puede costar hasta mil 100 pesos anuales: 700 por traslado y 400 por el peso. Si la basura está mojada, el costo sube. Y si se trata de la zona hotelera, el transporte puede costar hasta 3 mil 500 pesos, sin contar el peso final.

Esta fórmula castiga a los pequeños negocios que apenas generan ingresos para sobrevivir. A ellos no solo se les pide pagar por el traslado y el tonelaje, también deben cubrir material reciclable obligatorio cada 15 días, manejo de escombro —que pesa más y, por ende, cuesta más— y permisos adicionales. La basura, hoy más que nunca, es un gasto acumulativo que amenaza la permanencia de muchos comercios.

Como consecuencia, algunos contribuyentes, incapaces de pagar por el cascajo, optaron por tirarlo en camellones y terrenos baldíos. El resultado es visible: tiraderos clandestinos creciendo en cada rincón de la ciudad, afectando al medio ambiente y dañando la imagen urbana que el turismo debería aplaudir, no esquivar.

Pese a esta realidad colapsada, los números oficiales son contundentes: según la Ley de Ingresos municipal, para 2025 se prevé que el rubro de residuos sólidos genere alrededor de 500 millones de pesos para el Ayuntamiento. En 2024, Siresol recaudó cerca de 300 millones tan solo por el cobro a empresas y comercios.

La pregunta obligada es: ¿a dónde va este dinero? ¿Y por qué, si hablamos de ingresos millonarios, el servicio opera con opacidad, discrecionalidad y denuncias constantes?

Siresol no solo administra la basura de Cancún; administra la confianza ciudadana. Y hoy esa confianza está enterrada bajo toneladas de dudas. Es necesario transparentar procesos, abrir auditorías y establecer tarifas justas y verificables. Porque al paso que vamos, la basura seguirá pesando, pero no en la báscula: pesará en el bolsillo, en la calle y en la ciudad entera.

La sustentabilidad no nace del cobro, nace de la honestidad. Y esa, todavía, está pendiente.

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