Mientras México se aprieta el cinturón, diputados de Morena estrenan MacBook de 19 mil pesos

Redacción / Quintana Roo Ahora

México.- A ver, que alguien me explique —con manzanitas, si se puede— cómo es que en pleno debate sobre la reforma de vapeadores, de pronto 253 diputados de Morena entran en modo fuga silenciosa, cual escuela primaria cuando anuncian que llegó el recreo. Uno pensaría que iban a una reunión urgente sobre salud pública, o mínimo a afinar argumentos legislativos. Pero no: iban por su “aguinaldo adelantado”… aunque después lo llamaran “préstamo”, porque ya ven que las palabras mágicas todo lo resuelven.

Así, como quien reparte dulces en posada, les entregaron una mochilita negra personalizada —nombre, logo del partido y todo el paquete premium— y dentro, nada más y nada menos que una MacBook Air de 256 GB. Precio aproximado: 19 mil pesos. Multiplicado por 253 legisladores, la humilde inversión asciende a 4.8 millones de pesos. Chípil, casi simbólico, pues.

Pero no se preocupen: Ricardo Monreal salió a decir que son “en calidad de préstamo”. ¡Ah bueno! Ya con eso todos podemos dormir tranquilos. Y Miguel Faruk agregó que el dinero salió de “ahorros del grupo parlamentario”. Ah, los misteriosos ahorros del gobierno: tan abundantes para laptops de lujo y tan inexistentes para hospitales, infraestructura o, no sé, drenajes que no colapsen con una lluvia.

La escena es tan absurda que si la viéramos en televisión la catalogaríamos como una sátira política exagerada. Pero no: esto ocurrió en el Congreso, mientras se debatía —agárrese— la prohibición de vapeadores “por la salud de los mexicanos”. Qué ironía tan deliciosa: vigilantes de la salud pública por la mañana, coleccionistas de MacBooks por la tarde.

Y mientras tanto, en las redes, los usuarios ya les pusieron el nombre que muchos estaban pensando: “ambiciosos vulgares”. Porque claro, cuando el país enfrenta recortes, cuando la inflación pega, cuando la austeridad republicana se presume como bandera moral… ahí van las mochilitas negras a recordarnos que la congruencia no es precisamente la virtud estrella del Congreso.

Ahí quedó, de nuevo, la frase: “Por el bien de todos, primero los pobres.”
Pero ese martes sonó diferente. Muy diferente. Parecía más bien:
“Por el bien de todos… primero las MacBooks.”

Política