septiembre 28, 2025

El reciente ascenso de Rubén Carrillo a la Secretaría General del Sindicato Andrés Quintana Roo de Cancún llega en un momento crítico para la reputación y efectividad del gremio de taxistas en la región. Asumir este rol implica enfrentar desafíos complejos y urgentes que van más allá de una simple reestructuración interna. El principal reto al que se enfrenta el nuevo secretario es la transformación integral de la percepción que los ciudadanos tienen sobre el servicio de taxi en la localidad.

Las constantes quejas sobre la calidad, seguridad y fiabilidad del servicio ofrecido han minado la confianza de los usuarios, relegando a los taxistas a una posición de desventaja frente a las alternativas de transporte privado, como Uber.

Las propuestas de Carrillo, enfocadas en modernizar el sindicato a través de la implementación de una plataforma tecnológica propia y la capacitación de los taxistas, son pasos positivos en la dirección correcta. No obstante, la mera adopción de tecnología no garantiza una mejora significativa si no va acompañada de un cambio cultural y operativo profundo en el servicio.

Es alentador ver un llamado a una «mejor convivencia con la sociedad» y la búsqueda de un «cambio en el servicio demandado por la sociedad». Esto refleja una comprensión de la necesidad de alinearse con las expectativas cambiantes de los usuarios y la urgencia de mejorar la calidad del servicio ofrecido.

Sin embargo, la retórica optimista debe respaldarse con acciones concretas y transparentes. Prometer trabajo y crecimiento continuo para los taxistas es un compromiso loable, pero es crucial que estas promesas se materialicen a través de programas tangibles de capacitación y oportunidades reales de progreso para los miembros del sindicato.

Es alentador que Carrillo se dirija a la sociedad con la petición de confianza para transformar el servicio de transporte y contribuir a la seguridad de Cancún. Sin embargo, esta confianza sólo se ganará mediante un cambio real y visible en la calidad del servicio, la transparencia en las operaciones y una actitud proactiva para abordar las preocupaciones de los usuarios.

El desafío de limpiar la imagen del sindicato y elevar el estándar del servicio ofrecido es monumental, pero no insuperable. Se requiere no sólo de palabras, sino de acciones estratégicas, colaboración con las autoridades y apertura a la innovación constante para lograr una transformación significativa en beneficio de los ciudadanos, turistas y el gremio de taxistas por igual. Esperemos que esta nueva administración, no se quede sólo en el “Bla bla bla”.

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