
En medio de un laberinto de requisitos y complicaciones, obtener una licencia de conducir en Quintana Roo se ha convertido en un verdadero desafío. La «simple» tarea de renovar una licencia ahora se ha transformado en un calvario de trámites como si fuera la primera vez, gracias al traslado de datos al Imoveqroo.
La jornada para obtener este documento vital inicia temprano, con filas interminables y la obligación de llevar el auto consigo, en una clara muestra de desconexión con la realidad de aquellos que no poseen vehículo propio. En Cancún, el examen de manejo es un privilegio accesible sólo para quienes estén dispuestos a desembolsar 700 pesos en un par de escuelas de manejo privadas, mientras que en Chetumal se asemeja más a una odisea con referencias bancarias, la ineludible presentación del CURP, y la danza de requisitos que incluyen comprobantes de domicilio y hasta un examen de la vista con un oftalmólogo.
Pero la discriminación no termina ahí. Mientras en Cancún se exige llevar tarjeta debido a la repentina amnesia de los establecimientos hacia el efectivo, en Chetumal te dan una referencia bancaria, agregando más vueltas al ya complejo proceso.
Las diferencias en costos entre ambas localidades podrían ser vistas como un mal chiste, si no fuera por la carga económica que representa para aquellos ciudadanos que simplemente desean cumplir con una normativa básica para circular por las calles.
Este enmarañado sistema no solo refleja una desconexión con la realidad de los habitantes, sino que también levanta interrogantes sobre la igualdad de acceso y las reales intenciones detrás de un proceso que, en lugar de facilitar, complica la vida de quienes sólo buscan cumplir con la normativa vial. La burocracia no debería ser un obstáculo para ejercer un derecho básico, y es hora de que las autoridades simplifiquen este laberinto de trámites y costos desiguales para el beneficio de todos los quintanarroenses.
¿Habrá sido una buena alternativa el cambio?, o se dio un #PasoEnFalso