
Redacción / Quintana Roo Ahora
¡Ah, la gran polémica que nos ha regalado el posible aumento en la tarifa del transporte público urbano en Quintana Roo! Un dilema que, según los entendidos, no solo es económico, sino también político. Sí, porque aquí, en esta tierra bendita, todo, absolutamente todo, puede convertirse en un tira y afloja de poder.
Resulta que, en días recientes, los usuarios del transporte público en Playa del Carmen fueron sorprendidos con un incremento unilateral del pasaje, llevándolo de los actuales 10 pesos a la modesta cantidad de 15 pesos. Naturalmente, esto no fue del agrado de los ciudadanos, quienes ya empezaron a cuestionar en voz alta por qué, después de ocho años de tarifa congelada, el precio del pasaje tendría que subir así, sin previo aviso. Y aquí es donde entra en escena nuestro querido Instituto de Movilidad del Estado de Quintana Roo (Imoveqroo).
Imoveqroo, con la firmeza que lo caracteriza, salió a declarar que no, que de ninguna manera hay autorización para subir los precios del transporte público. Pero, ah, no nos engañemos, la historia tiene más capas de las que parece. Porque los transportistas no están dispuestos a quedarse de brazos cruzados. ¡Ni que fueran de piedra! Ocho años sin subir las tarifas, dicen, ya es demasiado, especialmente cuando todo lo demás ha subido, incluyendo los insumos. Y por insumos, claro, también entendemos las expectativas económicas de quienes prestan este noble servicio.
Ahora, la verdadera cuestión es: ¿Está Imoveqroo realmente interesado en mantener el precio del pasaje para cuidar el bolsillo del usuario? O, tal vez, solo tal vez, el verdadero motivo de esta resistencia tenga más que ver con esos acuerdos políticos que se gestaron en el calor de las elecciones pasadas. Porque no nos hagamos, todos sabemos que la movilización durante la campaña y el Día “D” fue clave, y esos favores no se pagan solos.
Y qué decir del método de cobro “a lo chino” que se avecina: este viernes 23 de agosto sería el día señalado para que la tarifa de 15 pesos se haga oficial, y 17 pesos en la zona hotelera de Cancún, porque, claro, el turismo es un lujo que hay que pagar.
Por lo pronto, los jaloneos entre transportistas y el Imoveqroo prometen ser todo un espectáculo, y adivinen quién será el que pague la entrada… Exacto, el usuario. Ese usuario que, a diario, se aventura a subirse a unidades en no tan óptimas condiciones, bajo el mando de choferes que, digamos, tienen un enfoque un tanto… relajado sobre la seguridad.
Así que, entre promesas no cumplidas, aumentos inevitables y jaloneos políticos, nos queda esperar para ver cómo se resuelve este enredo. Pero eso sí, al final del día, uno no puede evitar preguntarse: ¿A quién beneficia realmente esta historia? Porque, a juzgar por el panorama, los usuarios parece que no están en la lista de los afortunados.