
Redacción / Quintana Roo Ahora
Querétaro.- El pasado mes de agosto, en Cadereyta de Montes, Querétaro, ocurrió un acto de crueldad tan brutal que sacudió las conciencias de cientos de personas. Olivia, una burrita indefensa, sufrió un ataque atroz que refleja lo peor de nuestra convivencia con los seres que compartimos este mundo. Escapó de su corral, como lo haría cualquier animal curioso, pero al ingresar al terreno de un hombre llamado Casimiro “N”, su destino cambió para siempre. El hombre, al verla en su propiedad, decidió rociarla con gasolina y prenderle fuego.

La magnitud de las quemaduras fue tal que, a pesar de los esfuerzos de la asociación Seres Libres A.C., Olivia no pudo salvar una de sus patas delanteras y, para empeorar las cosas, perdió a su cría. Sí, Olivia estaba embarazada cuando fue atacada. La injusticia no podría ser más desgarradora.
La Asociación Seres Libres A.C. no solo la rescató, sino que ha utilizado sus redes sociales para alzar la voz y exigir justicia. La historia de Olivia se ha viralizado, generando una ola de solidaridad entre los usuarios, quienes han presionado para que las autoridades actúen con rapidez y castiguen al responsable.
La Fiscalía General del Estado de Querétaro sigue en la búsqueda de Casimiro «N», quien hasta el momento no ha sido identificado. Sin embargo, la ley en Querétaro es clara. El artículo 246-D BIS del código penal establece que los actos de maltrato animal, intencionales o no, que provoquen lesiones, pueden ser castigados con penas de seis a doce meses de prisión o 60 días de trabajo comunitario.
La pregunta aquí no es solo cuándo será detenido el agresor de Olivia, sino si la pena será suficiente para hacer justicia. En un mundo donde los animales son tan vulnerables ante la indiferencia y la violencia humana, la justicia no solo debe ser pronta, sino ejemplar. Olivia, aunque herida, ha logrado lo que pocos casos de maltrato animal logran: unir a la gente para exigir un castigo.
Esperamos que el nombre de Olivia no quede en el olvido, y que este caso sea el detonante para reformas más duras en contra del maltrato animal. Porque, al final del día, lo que sucedió no solo fue un ataque a una burrita, fue un recordatorio de la urgencia de un cambio en la forma en que protegemos a los seres más indefensos de nuestra sociedad.