
Redacción / Quintana Roo Ahora
Tamaulipas.- La desaparición de Alejandra Rivas Gómez y su bebé María de tan solo un año de edad conmocionó a sus familiares y a la comunidad. El reporte a las autoridades el pasado 1 de noviembre de 2024 provenía de Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, lugar de origen de ambas mujeres, quienes habían viajado a Colima con la esperanza de que José Mariano Chávez, padre biológico de María, reconociera a la pequeña.

Tras intensos días de búsqueda, la tragedia golpeó con fuerza: los cuerpos de Alejandra y su pequeña hija fueron hallados en un predio de Cuauhtémoc, Colima, el sábado 9 de noviembre. Aunque no se especificó si estaban en una fosa o a la intemperie, la crueldad del acto resonó en toda la región.

Mientras tanto, José Mariano Chávez, identificado como el responsable de estos crímenes atroces, fue detenido. El móvil del asesinato apunta a que, a pesar de ser el padre biológico de María, se negaba a reconocerla debido a su situación marital. Bajo el pretexto de presentar a la bebé, organizó una trampa mortal: llevó a Alejandra y a María a un motel en Colima, donde las asfixió antes de ocultar sus cuerpos en un lugar remoto.
Un estremecedor mensaje de Alejandra, advirtiendo a su familia sobre José, revela el miedo que la embargaba: «Va a conocer a María, José, pero me da miedo». Sus últimas palabras antes de caer en manos del asesino.
La familia, devastada, exige justicia en medio de la conmoción y el dolor por la pérdida de dos vidas inocentes. Mientras las autoridades intentan esclarecer los hechos, queda el vacío de una tragedia que nunca debió ocurrir.