
Redacción / Quintana Roo Ahora
CANCÚN.- Cancún no solo es playas paradisíacas y resorts de lujo; su alma late en cada rincón de sus tianguis. Hasta hace unos años, una agencia mayorista tuvo la visión de mostrar este México más auténtico, llevando grupos de turistas a los mercados populares cada domingo. Hoy, esta idea ha resurgido gracias a jóvenes emprendedores que organizan excursiones urbanas al emblemático tianguis de la región 100, un punto de encuentro entre la tradición y la diversidad cultural.
Paloma Ortega Cuervo, secretaria general de los Tianguis Verdes de Cancún, relata cómo este fenómeno ha evolucionado: “Llegan grupos pequeños de turistas de Estados Unidos, Europa y Centroamérica, y es fascinante verlos maravillados con la variedad de productos, pero especialmente con los aromas y sabores que encuentran aquí.”
Estos mercados son más que un lugar de comercio; son un legado histórico que remonta a los días de Tenochtitlán, donde el trueque era la norma. En el tianguis de la 100, este espíritu sigue vivo, ofreciendo no solo artesanías, hamacas y ropa típica, sino también una explosión de sabores.
El aspecto gastronómico es, sin duda, el mayor atractivo. Los visitantes pueden degustar desde burritos del norte hasta barbacoa michoacana, pasando por menudo, pozole y mariscos. Pero Cancún tiene un sello único: la fusión cultural. Paloma destaca que muchos extranjeros casados con mexicanos han traído sus propias tradiciones culinarias a estos mercados, dando lugar a una oferta tan amplia como deliciosa.
“En el tianguis de la 100 puedes encontrar comida tailandesa, filipina, japonesa, china, y hasta de Belice, Ecuador o Perú. Y no solo eso, también hay repostería inglesa, francesa y árabe, a precios que son un regalo comparados con los de la zona hotelera”, añade Paloma.
Cada fin de semana, más de cinco mil personas recorren los pasillos de estos mercados. El 30 por ciento de lo que se vende está relacionado con la gastronomía, convirtiendo a los tianguis de Cancún en un destino obligado para quienes buscan saborear el verdadero México, lejos del glamour de las zonas turísticas y cerca del corazón de su gente.
Así, estos espacios no solo se mantienen como una tradición viva, sino que se renuevan como un fenómeno cultural y turístico, atrayendo a visitantes de todo el mundo que, entre olores y sabores, descubren un México tan diverso como encantador.