Paso En Falso
Claudia Sheinbaum, desde el Salón de la Tesorería, quiso apagar los rumores sobre la posible renuncia de Rogelio Ramírez de la O como secretario de Hacienda. Lo hizo con su característico tono calmado, pero el mensaje no fue tan sólido como cabría esperar. Aunque aseguró que no ha recibido aviso formal del economista, el ruido político persiste y deja entrever grietas en un gabinete que apenas lleva cien días funcionando bajo su liderazgo.
El desgaste físico y mental que se le atribuye a Ramírez de la O no es novedad, pero lo que realmente preocupa son los supuestos conflictos ideológicos que lo distancian de Sheinbaum. La renuncia que se habría presentado en noviembre, según filtraciones, apunta a discrepancias en torno a la Ley del Infonavit. Este choque de visiones evidencia que algunos miembros del gabinete no parecen conectar con Claudia como lo hacían con López Obrador, lo que podría tambalear la continuidad del proyecto de la 4T.
Por otro lado, la presidenta no sólo negó el hecho, sino que evitó profundizar en los escenarios que plantearía una salida tan importante en una Secretaría clave. Esto deja un vacío estratégico en su discurso, más aún cuando se barajan nombres de posibles sustitutos como Luz Elena González o Edgar Amador. La falta de firmeza en la narrativa genera incertidumbre no sólo entre los empresarios, sino también en las bases que apoyan al movimiento de transformación.
La 4T enfrenta su prueba de fuego en esta transición: demostrar que puede consolidar un segundo piso político que no dependa exclusivamente del carisma de López Obrador. La gestión de Sheinbaum está en una etapa temprana, pero el reloj no se detiene. Para mantener la estabilidad y el rumbo, la presidenta necesita reforzar su plataforma política y rodearse de aliados con verdadera afinidad, no solo técnica, sino también ideológica. De lo contrario, los rumores y desajustes podrían convertirse en la constante de su administración.