septiembre 29, 2025

Redacciòn / Quintana Roo Ahora

CANCÚN.- Las deficiencias del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) en Cancún han desatado una ola de inconformidad entre los derechohabientes. Padres de familia, cuyos hijos no pudieron ser atendidos en las últimas 24 horas, externaron su molestia al ser enviados al Hospital General “Dr. Jesús Kumate Rodríguez”, lo que, para muchos, implica un costo adicional y tiempo que no pueden permitirse.

“Vengo desde Isla Mujeres, crucé en la mañana para una revisión de mi hijo que tiene 10 años y ha estado con fiebre y tos; pero al llegar, el guardia de seguridad me dejó esperando varios minutos para después decirme que no me pueden atender. Pregunto a la trabajadora de la ventana y me dice que ya no atienden niños, que me vaya al hospital general”, relató Wendy, una de las derechohabientes afectadas.

El panorama se torna más crítico cuando los pacientes provienen de comunidades alejadas. Muchas familias que no residen en el centro de Cancún reportan gastos adicionales en transporte y una sensación de desamparo frente a un sistema que, según ellas, “les da la espalda”.

Marcela, otra usuaria que ayer intentó acceder a servicios médicos, expresó su frustración: “Son una burla. Los médicos especialistas cancelan sin decir nada. Nosotros venimos desde lejos y nos cancelan así con la mano en la cintura. Luego me reagendan para dentro de tres meses”.

La indignación no solo se limita a las largas esperas y la falta de personal. Rosa Ibarra, quien también acudió al ISSSTE, cuestionó: “De qué sirve que amplíen zona en el ISSSTE, según para mejorar, si a la hora de llegar nos dejan esperando más de una hora para el registro en el área de urgencias y dos horas más para poder ser vistos por el médico, que luego te atiende como si tuviera prisa para irse”.

Al lado de las instalaciones del ISSSTE se encuentra un edificio abandonado que pertenece a esta misma dependencia, lo que ha generado cuestionamientos entre los derechohabientes. “¿Por qué no lo habilitan como una ampliación si la clínica ya no se da abasto?”, se preguntan las familias. El lugar, en vez de ser una solución, se ha convertido en guarida de delincuentes que, por las noches, atemorizan a quienes esperan consulta o acompañan a sus familiares.

Intentos por obtener respuestas del personal de la institución fueron infructuosos, pues simplemente cerraron las puertas a los ciudadanos inconformes, argumentando “protección de los pacientes”.

La falta de pediatras, el tiempo de espera interminable y las cancelaciones inesperadas de especialistas están llevando a los usuarios a un punto de hartazgo que podría escalar a medidas de presión social. En el horizonte, las demandas de atención digna y la exigencia de justicia por casos recientes de negligencia médica, como la muerte del pequeño Gabriel, siguen sumando voces a un clamor que el ISSSTE parece no escuchar.

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