septiembre 28, 2025

Paso En Falso

En Cancún, la inseguridad no solo acecha en calles y colonias, también se ha instalado en los estacionamientos de las plazas comerciales, esos espacios donde los clientes pagan por una «comodidad» que no garantiza nada. En las últimas semanas, dos asaltos en el estacionamiento de Plaza Las Américas han vuelto a encender la alarma sobre un problema de fondo: si pagamos por estacionarnos, ¿qué estamos pagando realmente? Porque seguridad no es. Y si algo pasa, la administración se lava las manos con un letrero que dicta: “No nos hacemos responsables”. Un negocio redondo: cobrar sin ofrecer garantías.

Lo absurdo es que estos estacionamientos, además de inseguros, muchas veces están en condiciones deplorables. Baches, fugas de aguas negras, rampas mal diseñadas y un personal que, en lugar de ayudar, parece más interesado en amedrentar a los usuarios con grúas y amenazas. Si el pago no se traduce en seguridad ni en infraestructura digna, ¿por qué seguimos aceptándolo sin cuestionar? Nos han hecho creer que el cobro es un derecho de la plaza, cuando en realidad debería ser un servicio con obligaciones claras.

La pregunta sigue en el aire: ¿dónde queda el dinero que se recauda? Porque no es poco. Cada día, miles de autos entran y salen dejando una cuota que, sumada, representa cifras millonarias. Sin embargo, la inversión en vigilancia, mantenimiento y alumbrado es mínima o inexistente. Y cuando los robos suceden, la administración simplemente se deslinda, dejando a los clientes con la única opción de presentar una denuncia que, en la mayoría de los casos, no llegará a ningún lado.

Las plazas comerciales en Cancún han encontrado en el cobro de estacionamiento un ingreso fijo y cómodo, pero sin la mínima intención de retribuirlo con condiciones justas. No es un tema menor. Es una muestra más de cómo la impunidad se normaliza en lo cotidiano, al punto de que terminamos aceptando que nos cobren por exponernos a la delincuencia. Mientras tanto, la moneda sigue en el aire, pero en este caso, siempre cae del lado de quienes lucran con la indiferencia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *