octubre 27, 2025

Paso En Falso

Otra vez, apagones. Otra vez, regiones enteras de Quintana Roo y otros estados sumidas en la oscuridad. Y otra vez, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) asegurando que tiene todo bajo control, mientras miles de familias, comercios y hospitales lidian con la incertidumbre. La justificación de hoy: una falla en la central Nuevo Pemex y la mala calidad del gas natural. Pero la pregunta que deberíamos hacernos es: ¿qué tan conveniente es seguir apostando todo a una empresa estatal que, a pesar de su monopolio, no logra garantizar un servicio confiable?

El discurso del gobierno insiste en que la soberanía energética es prioridad y que permitir mayor participación privada pondría en riesgo la estabilidad del sector. Sin embargo, la realidad nos golpea con apagones masivos, que no es algo nuevo, y una CFE que, lejos de modernizarse, parece atrapada en la ineficiencia. ¿De qué sirve el control absoluto si no hay inversión suficiente en infraestructura o en diversificación de fuentes de energía? La ideología no debería ser un pretexto para justificar una mala gestión que afecta directamente la vida cotidiana de millones de mexicanos.

Mientras tanto, en países donde la generación eléctrica combina esfuerzos públicos y privados, el suministro es más estable, la inversión en energías renovables avanza sin trabas y la competencia ha permitido tarifas más justas para los usuarios. Aquí, en cambio, se insiste en una visión estatista que, en la práctica, sólo perpetúa las deficiencias del sistema. No se trata de privatizarlo todo, pero sí de reconocer que un modelo híbrido, con reglas claras y supervisión eficiente, podría traer mejores resultados que un monopolio inflexible y opaco.

Si seguimos negándonos a discutir alternativas, la historia de los apagones seguirá repitiéndose, especialmente cuando la demanda de electricidad aumente con el crecimiento de las ciudades y el cambio climático nos imponga veranos cada vez más calurosos. La soberanía energética no significa aferrarse a un modelo fallido, sino garantizar que los mexicanos puedan contar con electricidad estable y accesible. Y si eso implica abrir el mercado, al menos vale la pena el debate.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *