
Redacción / Quintana Roo Ahora
Yucatán, 18 de abril de 2025.– El Viernes Santo es una de las fechas más solemnes del calendario religioso yucateco. Para muchas familias del estado, representa no solo una jornada de reflexión cristiana, sino también un día cargado de simbolismos y tradiciones que han pasado de generación en generación.
En comunidades rurales y urbanas por igual, los yucatecos conservan diversas creencias populares sobre este día. Una de las más arraigadas es la idea de que no se debe trabajar ni realizar esfuerzos físicos, como señal de respeto por el sufrimiento de Jesucristo en su pasión y crucifixión. Muchos evitan clavar, coser o usar herramientas filosas, pues se cree que podría “herir” nuevamente al Salvador.
Otra creencia común es que el agua no debe tocarse sin necesidad, especialmente en actividades como nadar, lavar ropa o bañarse en cenotes y pozos, ya que, según la tradición, el agua «está de luto». Incluso hay quienes aseguran que si alguien se hiere en este día, la herida tarda más en sanar.
El silencio también forma parte del ambiente del Viernes Santo en muchos hogares. Se escuchan menos radios y televisores, y se procura mantener una actitud de recogimiento, acompañada por la visita a iglesias para presenciar el Vía Crucis o la adoración de la cruz.
En los pueblos mayas, aún sobreviven costumbres como la preparación de comidas especiales sin carne roja, como el tradicional pescado en escabeche o los tamales de chaya, que se sirven en señal de respeto al ayuno. La mezcla de la religiosidad católica con las raíces mayas da como resultado un sincretismo único que distingue a Yucatán.
Aunque con los años algunas prácticas han cambiado, el Viernes Santo sigue siendo un día de profundo significado espiritual para miles de yucatecos, que lo viven con fe, respeto y una memoria cultural que resiste al paso del tiempo.