
Redacción / Quintana Roo Ahora
ESTADOS UNIDOS.- Donald Trump se prepara para dar un golpe de efecto. Mañana, tras el cierre de Wall Street, el presidente anunciará en la Casa Blanca lo que ha bautizado como su “Día de la Liberación”, un paquete de aranceles que promete “hacer a Estados Unidos rico de nuevo”, pero que en realidad podría desencadenar un torbellino económico con efectos impredecibles.
El evento, titulado con su ya característico tono grandilocuente—Make America Wealthy Again—, se llevará a cabo en la Rosaleda de la Casa Blanca, donde Trump hará comentarios tras la presentación. Según adelantó la secretaria de prensa Karoline Leavitt, los aranceles serán “recíprocos”, es decir, igualarán los impuestos que otros países aplican a los productos estadounidenses. El problema es que aún nadie sabe con certeza cómo funcionará el plan, ni qué países serán los más afectados.
Desde su regreso a la política, Trump ha convertido los aranceles en su arma favorita: los presenta como un escudo contra la competencia extranjera, una fuente de ingresos para el gobierno federal y un medio de presión en la negociación comercial. Pero los economistas advierten que el tiro podría salirle por la culata. Los impuestos a las importaciones suelen trasladarse al consumidor en forma de precios más altos, encareciendo productos clave y afectando directamente el bolsillo de la gente.
Aún más grave: la incertidumbre que generan estas medidas ya ha sacudido los mercados financieros y reducido la confianza de los inversionistas. Mientras algunas empresas frenan la contratación y la inversión, la sombra de represalias comerciales empieza a alargarse sobre la economía estadounidense.
Si algo ha demostrado Trump en los últimos meses es que sus amenazas económicas son un juego de azar con apuestas cada vez más altas. El problema es que, si su estrategia fracasa, el costo no lo pagará él, sino el mundo entero.