
Paso En Falso
En un estado donde la impunidad alcanza el 95.7% y donde más del 93% de los delitos jamás se investigan, resulta inquietante que el Fiscal General de Quintana Roo, Raciel López Salazar, solo reaccione ante la presión pública. Ayer, durante la audiencia ciudadana «La Voz del Pueblo», la gobernadora Mara Lezama fue testigo de cómo una ciudadana extranjera tuvo que usar su voz, viralizada en redes sociales, para que su caso de abuso sexual fuera escuchado. Raciel, en un acto que quiso parecer de empatía, se comprometió públicamente a revisar la carpeta de investigación. ¿Y el resto? ¿Cuántas víctimas más necesitan armar un escándalo mediático para que la justicia haga su trabajo?
El mensaje es brutal: si no haces ruido, no existes. En lugar de reconocer una falla estructural, el fiscal optó por el gesto de ocasión, ese que tranquiliza cámaras pero no corrige sistemas. Mientras tanto, más de 50 mil carpetas abiertas en 2023 quedaron en el limbo, y solo 2,249 se concluyeron, una cifra similar se presenta en 2024, es decir, sólo hay un escaso 4.5% de efectividad. La fiscalía presume sus logros en justicia alternativa y recuperación de recursos, pero olvida —o decide ignorar— a quienes buscan justicia penal, no sólo acuerdos económicos. ¿En qué momento se nos perdió la brújula institucional?
Casos como el de Francisca Mariner, cuyos restos permanecieron sin identificar en la morgue por cuatro años, son el verdadero rostro de una fiscalía que opera con negligencia y desdén. Francisca no tuvo voz viral. No hubo TikTok ni trending topic. Sólo una familia rota y una verdad enterrada entre miles de carpetas olvidadas. Que ahora se pretenda lavar la cara del sistema judicial con un acto performático en una audiencia pública es ofensivo. No basta con un “me comprometo”, si la norma es el abandono.
Lo que necesita Quintana Roo no es un fiscal sensible al escándalo, sino uno sensible a la ley. No requerimos una justicia que responda a los algoritmos, sino una que garantice el derecho de todos, incluso de quienes no tienen seguidores. Si el gobierno de Mara Lezama desea realmente transformarse en humanista y cercano, como pregona, debe empezar por profesionalizar su sistema de justicia, invertir en la dignidad institucional y, sobre todo, dejar de premiar el espectáculo con justicia exprés. Porque si el silencio de las víctimas no conmueve al poder, entonces ya no es sólo ineficiencia: es violencia institucional.