
Redacción / Quintana Roo Ahora
Chetumal.- Y así, con bombo, platillo y muchos likes en redes sociales, se nos presentó la “gran” solución para Morocoy: una alcantarilla nuevecita de paquete, cortesía del gobierno estatal. ¿Costo? Apenas 1.5 milloncitos de pesos. ¿Resultado? Un monumento al desperdicio público que no resistió ni el primer aguacero decente.
Las lluvias recientes en el sur de Quintana Roo no solo dejaron calles inundadas y comunidades aisladas, también destaparon (literal y metafóricamente) lo que pasa cuando se construye con prisas, sin planeación, y con materiales que probablemente se compraron en la sección de “ofertas del día”. La obra quedó a medias, con deslaves, hundimientos y más peligros que beneficios.
Pero no todo está perdido. Ahora los conductores que transitan por la zona tienen emociones fuertes gratis: baches sorpresa, pavimento tipo ruleta rusa y una alcantarilla que es más decoración que infraestructura. Eso sí, se agradece la transparencia… porque con cada lluvia, podemos ver claramente cómo se va el dinero público, directo al drenaje (si es que lo hubiera).
Otra joya de la administración que nos recuerda que, en Quintana Roo, lo único que fluye con facilidad… es el presupuesto.