Paso En Falso
Otra vez, aparece la promesa de una “nueva era” en el transporte público. Esta vez, con acento capitalino, el discurso se traslada a Chetumal. La gobernadora Mara Lezama asegura que ahora sí se escuchará al pueblo, que se evalúan rutas, que las unidades tendrán aire acondicionado, accesibilidad y cámaras. ¿Pero cómo confiar en un futuro promisorio si el pasado inmediato no nos ofrece ni un solo motivo para el optimismo?
Cuando Mara fue presidenta municipal de Cancún, también habló de movilidad, de planes y de escuchar a la ciudadanía. Hoy, Cancún sigue atrapado en un sistema de transporte obsoleto, inseguro y decadente. Las combis y camiones circulan como ataúdes rodantes: sin ventilación y sin condiciones mínimas de seguridad. Las muertes y accidentes siguen ocurriendo mientras las empresas concesionarias se enriquecen, tan sólo el domingo pasado, una combi TTE se estrelló, dejando ocho heridos, de los cuales, uno murió días después. Si no se pudo transformar la movilidad en la joya turística del Caribe, ¿qué nos hace pensar que ahora sí será diferente en la rezagada capital del estado? Especialmente con el cambio en el Imoveqroo, que ahora está peor que antes en las manos de Rafael Hernández Kotasek.
En lugar de resultados, nos dan participación simbólica. Encuestas, buzones, mesas de trabajo… miles de formularios que pueden sonar muy democráticos pero que, si no se traducen en políticas claras y exigencias firmes a los concesionarios, se convierten en puro ruido. Se juega a simular que se consulta al pueblo cuando, en realidad, se patean los problemas para más adelante. Y mientras tanto, el pueblo sigue esperando una combi decente… o que al menos no le cueste la vida.
Este proyecto tiene el potencial de ser distinto, claro, pero sólo si se aprende de lo que no se hizo en Cancún. Prometer sin transformar no es gobernar, es administrar expectativas. Y si el gobierno realmente escucha, entonces lo primero que debería hacer es aceptar que hay una deuda histórica con la movilidad. No bastan pruebas con unidades nuevas: hace falta voluntad política para romper con los intereses que secuestran el transporte público. Porque si no se rompe ese pacto, Chetumal será sólo otra víctima más del mismo cuento de siempre.
