octubre 26, 2025

Redacción /Quintana Roo

CHETUMAL. —  La herencia no bienvenida del diputado federal, Humberto Aldana Navarro a la Décimo Octava Legislatura, obligó al presidente de la Junta de gobierno y Coordinación Política, Jorge Arturo Sanen Cervantes a devolver la estatua de Don Andrés Quintana Roo, a donde nunca debió moverse, la plazoleta del Poder Legislativo.

Las ocurrencias de la dupla Humberto Aldana Navarro y Mildred Ávila, para construir una cafetería para que invitados y trabajadores del Congreso del estado tuvieran un espacio donde consumir alimentos, no solo no fue aceptada por chetumaleños, provocó un embrollo legal, y desperdicio de dinero, que a la fecha ¿cuánto costo el chistecito? y ¿Qué pasó con el dinerito? Nadie sabe, y no hay respuesta.

Después de meses casi un año de pleito, la estatua de Don Andrés regresará a su lugar, y lo acompañará una nueva Asta Bandera, los ocurrentes ex diputados de Morena, que emigraron a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, calladitos, en tierras cancunenses, quizás se les vea sonrientes en el selfiestón de Calderitas, donde la Gobernadora Mara Lezama rendirá su tercer informe.

Habrá que ver si todo será borrón y cuenta nueva, aunque mucho tienen que contar, sobre su paso en San Lázaro, porque además de las mudanzas de Don Andrés, calladitos se quedaron cuando el Gobierno federal le cambio espejitos por oro al pueblo de Tulum.

Ahí donde gracias al otro “Don Andrés” Manuel López Obrador, la Secretaría de la Defensa Nacional se apoderó del Parque Nacional de Tulum: playas y zona arqueológica, de pasó con dinero del pueblo de Tulum, exigen que les limpien los arenales, como si de nueva conquista se tratará, y los diputados federales, ¿Dónde andaban? Dormiditos, calladitos y bien a gusto.

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