octubre 27, 2025

Paso En Falso

En política pocas veces los movimientos son casualidad. Lo que vimos en la Vigésima Cuarta Sesión Ordinaria del Cabildo de Benito Juárez no fue simplemente la designación de un nuevo tesorero municipal; fue, más bien, un recordatorio de que Cancún es un botín demasiado grande para dejarlo en manos de una sola figura. La presencia de Reyna Arceo Rosado, titular de la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno del Estado, no fue protocolo: fue mensaje. La toma de protesta de José Alan Herrera Borges como tesorero, avalada por unanimidad, es la evidencia de que el tablero político se sigue moviendo desde Chetumal, con piezas que garantizan control y vigilancia en la ciudad que más recursos genera y, por tanto, más ambiciones despierta.

El discurso de la alcaldesa, Ana Paty Peralta, buscó revestir el nombramiento de un halo de eficiencia, de continuidad administrativa y de compromiso con el pueblo cancunense. Sin embargo, detrás de esas palabras se esconde la realidad de que Herrera Borges no es un perfil emanado de su círculo cercano, sino un operador político con un camino claramente marcado por la sombra de Arceo. De la Contraloría Municipal a la Secretaría Anticorrupción, Herrera ha sido leal escudero de la funcionaria estatal, y ahora, desde la Tesorería, se convierte en sus ojos y oídos en Cancún. ¿Casualidad? En política, nunca.

Lo que está en juego no es solo la recaudación ni la obra pública, sino el control de una trinchera estratégica para los próximos comicios. Cancún será determinante en el ajedrez electoral de Quintana Roo, y quien maneje sus finanzas tendrá la llave de una de las cajas más codiciadas de la política local. Hoy, aunque Ana Paty se vista de Morena, la impronta del Verde sigue siendo fuerte, y la pregunta que se abre es si el gobierno estatal busca garantizar que esa raíz no se seque, blindando a sus cuadros en posiciones clave. El tesorero, en ese sentido, no es solo un funcionario: es un guardián del botín.

Leer entre líneas es inevitable: no se trata de fortalecer un gobierno municipal, sino de asegurar un enclave político con miras a las próximas elecciones. Las finanzas de Cancún se han vuelto moneda de poder, y cada peso recaudado no solo servirá para obras públicas, sino para aceitar la maquinaria política que definirá si el municipio se mantiene bajo el cobijo del Verde o si finalmente se entrega, por completo, al guinda de Morena. En este juego de sombras, lo que parece unanimidad es, en realidad, alineamiento. Y lo que parece autonomía, es simple obediencia al poder que dicta desde Chetumal.

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