Redacción / Quintana Roo Ahora
México.- Mientras el Congreso aprobó incrementos en impuestos, servicios públicos y deuda, nuestros muy austeros representantes decidieron regalarse algo mejor: un aumento anual de 113 mil pesos.
Porque claro, en un país donde casi el 40% de la población vive con el salario mínimo, alguien tenía que mantener el equilibrio… y no hay mejor manera de hacerlo que dándole más dinero a quien ya tiene.
El nuevo Presupuesto de Egresos —ese mismo que se vendió con el discurso de “austeridad republicana”— confirma que los diputados no solo se representaron a sí mismos, sino que lo hicieron con entusiasmo y un lápiz grueso. Mientras el gobierno anuncia recortes a universidades, cultura y seguridad, la Cámara de Diputados se sube el sueldo en todos los rubros posibles:
- +62 mil pesos al sueldo base
- +7 mil pesos al aguinaldo
- +60 mil pesos en un flamante seguro de vida institucional
Y por si fuera poco, se aumentan también el apoyo para “compensar” el pago del ISR en el aguinaldo. Qué detalle tan sensible.
Cada diputado pasará de ganar 1 millón 193 mil pesos netos al año a 1 millón 307 mil pesos. Nada mal para quienes aseguran “no robar, no mentir, no traicionar”. Aunque tal vez olvidaron agregar “…pero sí cobrar bien”.
Mientras tanto, los ciudadanos pagarán más por refrescos, cigarros, videojuegos y hasta por sueros orales como Electrolit. Porque el país necesita más ingresos… solo que esos ingresos no vienen del Congreso, sino del bolsillo de quienes sobreviven con 8,500 pesos mensuales.
La deuda pública ya supera los 20 billones de pesos, unos 150 mil pesos por cada mexicano, pero al parecer eso tampoco es problema: la austeridad se aplica, sí, pero con selectividad quirúrgica.
En resumen, el discurso oficial sigue siendo impecable: austeridad republicana, primero los pobres, justicia social.
Y en la práctica, también: pobres… los ciudadanos que todavía creen en esos discursos.
Los diputados aún pueden modificar este dictamen en el pleno, pero no han dado señales de hacerlo. Quizá porque están ocupados calculando su nuevo aguinaldo.
Ironía aparte, queda claro que en México la austeridad es un traje a la medida… y a los legisladores ya les quedó chico el del pueblo.
