octubre 25, 2025

Paso En Falso

¿En qué momento el informe dejó de ser informe y se convirtió en coronación en vida? Esa pregunta flotaba entre los aplausos medidos, los flashes y la concentración de la clase política quintanarroense, cuando Gino Segura subió al podio. Lo que debió ser un ejercicio de transparencia se transformó en una fiesta de precampaña disfrazada de solemnidad. La gobernadora Mara Lezama, presidentes municipales, senadores, diputados y líderes partidistas arropaban sin pudor la imagen de un futuro gobernador ya anticipado, dejando claro que la fuerza de la imagen pesaba más que cualquier rendición de cuentas o incluso, los votos del pueblo.

Detrás de la pompa y los gestos calculados, se percibe la normalización del abuso. No hablamos sólo de un despliegue de recursos desmedido, sino de cómo este tipo de espectáculos se acepta como rutina. La presunción sobre el uso del erario es evidente: luces, banquetes, pantallas y música difícilmente se financian de otra manera. El problema es que nadie pestañeó; la extravagancia se volvió protocolo, y la ciudadanía observa como espectadora mientras la ética se disuelve entre la teatralidad.

Comparado con tiempos pasados, ni siquiera en los días más descarados del PRI se había visto algo tan explícito. La rendición de cuentas queda en segundo plano: el relato central es la coronación anticipada. Cada aplauso y cada foto grupal funciona como código interno, entendible sólo para la élite política, mientras la institucionalidad se convierte en un marco decorativo que enmarca ambiciones personales más que compromisos públicos.

Y aquí está la ironía: lo sorprendente no es que se haya reunido todo este elenco para arropar al senador; lo inquietante es que ya ni siquiera sienten necesidad de disimularlo. Lo que antes habría provocado cuestionamientos éticos hoy se exhibe con naturalidad, como un ritual que nadie desafía. La ciudadanía se acostumbra, los sonrojos desaparecen y el próximo capítulo de la política quintanarroense se escribe menos por la ley que por la fuerza de la imagen y el aplomo de quien se sabe coronado antes de tiempo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *