Redacción / Quintana Roo Ahora
¡Qué emocionante! La gobernadora Mara Lezama Espinosa nos ha regalado otra joya de la retórica política en su más reciente declaración sobre el eterno drama de Aguakan. Resulta que, junto con el Gobierno federal, están «analizando» la indemnización que la empresa exige por la cancelación de su concesión. ¿Y qué es lo que buscan? ¡Un precio justo! Claro, porque Aguakan, con su historial de servicio impecable (léase con sarcasmo), seguramente solo quiere un trato equitativo y no, digamos, llenarse los bolsillos a costa del sufrimiento ajeno.
Pero no se preocupen, ciudadanos de Quintana Roo, porque la gobernadora ha dejado claro que no se trata de darle la concesión a otra empresa privada. ¡No, no! Esto es puro altruismo gubernamental. «El agua es un derecho, no un privilegio», declaró con la solemnidad de quien acaba de descubrir el agua tibia. Y sí, claro, porque después de décadas de tandeos, fugas, reparaciones mal hechas y agua contaminada, qué mejor momento para recordarnos que el agua es un derecho. ¡Gracias, capitana obviedad!
Mientras tanto, Desarrollos Hidráulicos Cancún (DHC), la empresa en cuestión, se defiende diciendo que el gobierno quiere despojarla de sus activos por una fracción de su valor. ¡Vaya sorpresa! Una empresa que ha tenido la concesión desde 1993 y que, según parece, ha hecho un trabajo tan maravilloso que más del 35% del padrón electoral votó por quitársela. Pero no, no es personal, es solo que el pueblo ha hablado. Y como todos sabemos, en política, cuando el pueblo habla, los políticos escuchan… siempre y cuando coincida con sus intereses.
La gobernadora también nos asegura que todo este proceso es «totalmente transparente». ¡Ah, qué alivio! Porque si hay algo en lo que confiamos ciegamente es en la transparencia de los litigios entre gobiernos y empresas privadas. Y no olvidemos que, según sus palabras, este es un gobierno que «no extorsiona, no roba y no traiciona al pueblo». ¡Bravo! Qué refrescante escuchar eso en un país donde la corrupción es tan común como el tráfico en hora pico.
Para rematar, la audiencia judicial por el caso de lavado de dinero e inducción al delito contra Aguakan se pospuso por… ¡el carnaval de Cancún! Porque, claro, qué mejor manera de demostrar seriedad y compromiso con la justicia que posponer un caso tan importante por unas cuantas fiestas. Pero no se preocupen, mañana los juzgados reanudan funciones, y seguramente todo se resolverá de manera expedita y justa. O no.
En fin, mientras tanto, los ciudadanos de Quintana Roo seguirán esperando que el «líquido vital» llegue a sus hogares de manera constante y limpia. Y mientras tanto, nosotros seguiremos disfrutando de este circo mediático donde todos son héroes, nadie es villano, y el agua sigue siendo, irónicamente, el recurso más escaso. ¡Qué tiempos para estar sedientos!
