
Redacción / Quintana Roo Ahora
CDMX.- Cinco años después de haberse acogido al Capítulo 11 del Código de Quiebras en Estados Unidos, Cinemex Holdings USA ha vuelto a doblar las manos. La filial estadounidense de la cadena mexicana de cines, propiedad del magnate Germán Larrea Mota-Velasco, se declaró en bancarrota esta semana, revelando una tormenta financiera que ya se venía gestando desde mucho antes del primer contagio por COVID-19.
La empresa, con sede en Miami, reportó activos de entre 100 mil y 500 mil dólares, pero enfrenta deudas que superan los 50 mil dólares, de acuerdo con documentos presentados ante una corte federal en el Distrito Sur de Florida. Su brazo operativo, CMX Cinemas, también se acogió a la misma figura legal. Para algunos, se trata de una jugada de reorganización estratégica; para otros, es simplemente el último clavo en el ataúd de un modelo de negocio que no supo adaptarse.
Streaming, pandemia y una butaca vacía
El declive de Cinemex en suelo estadounidense no puede entenderse sin nombrar a sus enemigos silenciosos: el streaming, la pandemia y los nuevos hábitos de consumo. Plataformas como Netflix, Disney+ y Amazon Prime han convertido al sofá en la nueva sala VIP. Mientras tanto, el costo de mantener complejos cinematográficos de lujo —incluyendo salas IMAX— sin la afluencia suficiente, ha resultado insostenible.
En su anterior declaración de quiebra, en 2020, Cinemex Holdings USA arrastraba más de 100 millones de dólares en deudas. Hoy, aunque el monto parece menor, la señal es clara: el proyecto de expansión internacional iniciado en 2016 tras la adquisición de salas en Florida y Nueva York está prácticamente liquidado.
Un empresario sin rostro, pero con deudas que pesan
Este nuevo tropiezo vuelve a poner el reflector sobre Germán Larrea, el multimillonario detrás de Grupo México y de un conglomerado que incluye a Ferromex, Cinemex, y otras firmas ligadas a la minería, el transporte ferroviario y el entretenimiento.
Con una fortuna estimada en más de 26 mil millones de dólares, Larrea ha sido descrito como el “hombre más poderoso del que nadie conoce el rostro”. Durante décadas evitó entrevistas, fotos y menciones. Pero el silencio tiene precio. En los últimos años, su nombre se volvió común en los discursos presidenciales, especialmente cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador lo acusó de “vengativo” tras perder la compra de Banamex y ser expropiado de tramos del Tren Maya.
El empresario también enfrenta críticas por la operación de Grupo México: acusaciones de ecocidio en Sonora, conflictos laborales con sindicatos ferroviarios y hasta señalamientos en crisis migratorias que involucran sus trenes.
¿Un símbolo que se apaga?
La bancarrota de Cinemex USA no solo es una anécdota corporativa; representa el cierre simbólico de una etapa en la que el cine mexicano aspiraba a exportar su experiencia más allá de la frontera. También es un recordatorio de que ni siquiera los imperios más discretos son inmunes a los cambios culturales y tecnológicos.
En tiempos donde los contenidos llegan a la palma de la mano, la vieja gloria de la pantalla grande se desvanece. Y con ella, uno de los negocios favoritos del segundo hombre más rico de México.