Redacción / Quintana Roo Ahora
VATICANO.- En su primera audiencia formal con el Colegio de Cardenales, el papa León XIV no solo agradeció la confianza depositada por sus pares, sino que dejó clara la brújula simbólica y pastoral de su pontificado. El nuevo Obispo de Roma, primer pontífice estadounidense en la historia de la Iglesia, explicó este sábado que eligió su nombre como homenaje a León XIII, impulsor de la encíclica Rerum novarum, piedra angular de la doctrina social católica. Con ello, trazó una línea directa entre dos épocas marcadas por profundas revoluciones: la industrial de finales del siglo XIX y la tecnológica del siglo XXI.
“El mundo atraviesa una nueva revolución, esta vez ligada al desarrollo de la inteligencia artificial”, expresó con firmeza León XIV, subrayando que los dilemas contemporáneos exigen a la Iglesia respuestas desde su tradición ética. La elección de su nombre, explicó, no es un gesto nostálgico, sino un acto de orientación: retomar la voz profética de la Iglesia en los debates sobre justicia, trabajo y dignidad humana, temas tan urgentes hoy como hace más de un siglo.
La audiencia, celebrada a puerta cerrada en el Vaticano, también estuvo atravesada por la emoción tras el fallecimiento reciente del papa Francisco. León XIV se refirió a su predecesor como portador de una “valiosa herencia”, recordando su impulso a la conversión misionera, el cuidado de los débiles y el diálogo valiente con el mundo contemporáneo. “Vivimos este tránsito como un evento pascual”, afirmó, en un tono pastoral que resonó entre los presentes.
Además del tributo a León XIII, el nuevo pontífice enmarcó su visión en la continuidad del Concilio Vaticano II, cuya agenda considera aún vigente. Citó pasajes clave de Evangelii gaudium —documento emblemático de Francisco— y ratificó su compromiso con una Iglesia sinodal, colegial y cercana a las periferias. El mensaje fue claro: no habrá ruptura, pero sí una lectura actualizada de los desafíos modernos a la luz de la tradición.
Según informó la Santa Sede, varios cardenales compartieron durante la audiencia sugerencias y propuestas concretas para este nuevo capítulo de la Iglesia. La apertura al consejo y la colaboración fueron bien recibidas, y se interpretan como una señal de que León XIV buscará cimentar su liderazgo en el consenso y la escucha activa de sus colaboradores más cercanos.
Cerrando su intervención con palabras de Pablo VI —“que una gran llama de fe y de amor ilumine a toda la humanidad”—, León XIV selló un discurso inaugural que marca los contornos de su pontificado: un puente entre el pasado profético y un presente convulso, con la mirada puesta en los desafíos éticos de una era digital.