febrero 7, 2025

Redacción / Quintana Roo Ahora

Ah, Benito Juárez, ese bastión de la transformación donde la inseguridad y los escándalos políticos se entrelazan como si fueran parte del tejido cultural. Esta vez, el telón se abre con Clara Díaz, aliada de la presidenta municipal Ana Patricia Peralta, quien ahora enfrenta el nada honroso honor de que su hijo figure como presunto líder de una banda de robo de motocicletas. ¿Quién necesita programas sociales cuando puedes liderar el mercado de autopartes clandestinas?

Josep Iván, Manuel y Eduardo de Jesús “N” fueron detenidos en lo que parece un episodio digno de una comedia policiaca. Intentaron huir en motocicletas (¿robadas, tal vez?) al percatarse de la presencia policial, pero olvidaron el pequeño detalle de que la delincuencia necesita algo más que velocidad para evadir a la justicia. Entre sus posesiones, encontraron lo esencial para un día productivo: marihuana, crack, tres motocicletas sin placas y $280 pesos en efectivo. Porque claro, la economía familiar también tiene sus días bajos.

El detalle que más llama la atención no son las bolsitas de sustancias ilícitas, ni el descaro de operar en plena Supermanzana 227, sino el apellido Díaz. ¿Qué tan mala suerte tiene que tener uno para que justo su hijo sea atrapado como presunto cabecilla de una banda criminal? O, tal vez, ¿qué tan buena suerte han tenido antes de ser descubiertos?

La indignación ciudadana no se ha hecho esperar. Es curioso cómo el «amor al pueblo» se esfuma cuando se trata de aplicar la ley a los cercanos. Clara Díaz, quien fuera suplente de la presidenta municipal, ahora enfrenta preguntas incómodas: ¿Cómo explica que su hijo, supuestamente, encabece una banda con al menos 30 robos en su haber? ¿Habrá una reunión familiar donde se discutan estrategias de seguridad pública o negocios paralelos?

Este caso, más allá de las risas que genera por el descaro, es un retrato crudo de cómo los tentáculos de la corrupción no solo afectan a las instituciones, sino que las convierten en plataformas para la impunidad. Los ciudadanos, mientras tanto, seguimos esperando que esta vez no haya «privilegios ni excepciones legales».

La Fiscalía Especializada en Combate al Narcomenudeo tiene la tarea de desenredar este nudo de intereses y delitos. Pero, siendo honestos, ¿cuántos creen que el caso tendrá un desenlace ejemplar? Apuesto a que más de uno está preparando su discurso para lavarse las manos, mientras las víctimas de la inseguridad siguen esperando justicia.

Porque en el México de la «transformación», parece que todos sirven al pueblo… menos el pueblo.

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