
Redacción / Quintana Roo Ahora
CDMX.- El primer día de febrero de 2025 marcó un nuevo episodio de tensión comercial en América del Norte. Con un decreto inesperado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció un aumento del 25% en los aranceles a productos provenientes de México y Canadá, una medida que amenaza con fracturar aún más la relación entre los tres países del T-MEC.
La orden, firmada bajo la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA), se justifica en la necesidad de combatir amenazas a la seguridad nacional, según la Casa Blanca. Sin embargo, tanto la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, como el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, han respondido con una postura firme y una estrategia de unidad para enfrentar esta nueva embestida económica.
Una respuesta diplomática, pero contundente
Desde Canadá, Trudeau dejó claro que su país no cederá sin presentar batalla. En respuesta, anunció que su gobierno impondrá aranceles del 25% a ciertos productos estadounidenses como represalia. Por su parte, Sheinbaum ha dejado en claro que la negociación se hará «con la frente en alto», citando la célebre frase de Benito Juárez: «El respeto al derecho ajeno es la paz».
Ambos mandatarios sostuvieron una llamada diplomática en la que coincidieron en la importancia de preservar la competitividad y la prosperidad de la región. Además, discutieron posibles estrategias conjuntas para contrarrestar el impacto del decreto de Trump y reforzar la cooperación en temas de seguridad y comercio.
El trasfondo político de una guerra comercial
Aunque Trump justifica la medida con argumentos de seguridad nacional, el trasfondo político es innegable. La retórica anti-migrante y el discurso proteccionista han sido banderas recurrentes del republicano, quien busca consolidar su base electoral con miras a una posible reelección. Utilizar la política arancelaria como un arma de presión contra sus socios comerciales no es nuevo, pero esta vez la reacción de México y Canadá ha sido inmediata y coordinada.
La crisis arancelaria no solo afectará las relaciones diplomáticas, sino que tendrá repercusiones directas en diversas industrias. Sectores clave como la automotriz, la agroindustria y la manufactura se verán impactados por el incremento en los costos, lo que podría derivar en ajustes de precios, despidos y una ralentización económica en ambos países afectados.
¿Se avecina una nueva era de alianzas?
Ante el embate de Washington, la posibilidad de que México y Canadá refuercen su relación comercial independiente de Estados Unidos empieza a cobrar fuerza. Fuentes cercanas a ambos gobiernos no descartan la posibilidad de explorar nuevas rutas comerciales y acuerdos bilaterales que reduzcan la dependencia del mercado estadounidense.
Por ahora, la mesa de negociaciones está puesta. Lo que está en juego no es solo la economía de tres naciones, sino el equilibrio de poder en una región que hasta hace poco se enorgullecía de su integración comercial. La pregunta es: ¿será este el inicio de una nueva configuración en el comercio de América del Norte?