julio 14, 2025

Paso En Falso

La política, cuando se vuelve espectáculo, deja ver sus telones mal cosidos. Así ocurrió con Eugenio “Gino” Segura, senador morenista y pieza clave del marismo, quien pidió licencia al Senado sin previo aviso público, y luego regresó como si nada. Oficialmente, fue “una cuestión de salud” y duró apenas un día. Pero en la praxis política, los silencios dicen más que los boletines. ¿Un resfriado exprés? ¿Una pastilla de paracetamol bastó para sanar en 24 horas? Más parece que alguien allá arriba, en el Palacio de la capital de Quintana Roo, le dijo: “recula, “Gino”, estás llamando demasiado la atención”.

Y es que “Gino” Segura no es cualquier senador. Es el delfín. El tapado menos tapado del marismo rumbo al 2027. La figura con la que Mara Lezama busca dejar su legado político en Quintana Roo. Su súbita licencia, justo en el contexto de una votación importante —la de la Ley de Telecomunicaciones— y su reemplazo por Paco Carrillo, operador electoral de confianza, abre más preguntas que respuestas. La versión de que fue una movida para no ausentarse en votación suena lógica, pero no deja de oler a estrategia encubierta, de esas que se cocinan en los sótanos del poder mientras afuera se reparten sonrisas y abrazos.

El problema no es tanto la licencia como el desconcierto que generó. En una política de cuadros perfectamente alineados, los movimientos inesperados encienden las alarmas. ¿Estaba “Gino” tanteando el terreno para un nuevo encargo en la administración estatal? ¿O fue una jugada fallida para ganar tiempo rumbo a la precampaña? Cualquiera que sea el caso, lo cierto es que su regreso fue tan súbito como su salida. Y su silencio, más ensordecedor que cualquier tuit aclaratorio de su equipo.

En tiempos donde la 4T presume orden y disciplina, estos tropezones públicos evidencian tensiones internas. “Gino” Segura ya no es un senador más; es una ficha en el tablero de sucesión estatal. Por eso no puede moverse sin que todo el sistema cuestione. La licencia de un día dejó un eco incómodo: si fue una enfermedad, que se diga; si fue una jugada política, que se asuma. Porque en esta Cuarta Transformación, los pasos en falso se pagan caro… y el marismo, al parecer, no puede permitirse grietas cuando la sucesión ya comenzó a moverse bajo la superficie.

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